Arnulfo Vigil
El problema es de Morena. Quizá porque anhela obtener la gubernatura del gobierno de Nuevo León, “el motor económico del país”, según Mario Delgado, el dirigente nacional, se ha puesto al filo de la navaja, o sea, en la punta del abandono de sus principios y programas, al aceptar la candidatura de Clara Luz Flores, alguien totalmente distante del ideario de Morena.
No perciben que si gana la gubernatura Clara Luz no gana Morena, sino una serie de intereses personales y económicos lejanos a lo propuesto por el partido de Andrés Manuel López Obrador. Nuevo León se convertirá en un botín jugoso, no en el inicio de la transformación en el norte del país. Su sola presencia en las filas morenistas ha causado repudio, como se pudo ver el fin de semana pasado con la trifulca armada por verdaderos militantes.
Y ese es el problema: Clara Luz no es militante ni comparte los principios ideológicos del partido por el cual añora postularse, es más, ni siquiera tenía los principios del PRI al cual perteneció durante años, por el que obtuvo los puestos que ha detentado, puesto que lo abandonó. En Escobedo, municipio que gobierna, no hay día en que no aparezcan ejecuciones de los cárteles y ahí se descubrió el “huchitúnel”, un problema de seguridad nacional. Y tiene intereses en el transporte urbano, cuyas rutas prestan un pésimo servicio, a través de prestanombres, uno de ellos es un síndico del actual cabildo.
Cuatro aspirantes se han registrado en reunión nacional de los cuales uno será seleccionado mediante encuesta: Clara Luz Flores, Rafael Zarazúa, Fernando Abrego y Mario Fernández. Aun no se sabe el procedimiento y la metodología o si será sólo entre la militancia o abierto a la ciudadanía.
Fernando Abrego, enlistado en Morena, con esas siglas compitió por la alcaldía de Monterrey de la cual quedó muy distante. Y no se conoce por extender los lazos de ese partido entre la ciudadanía del estado ni por anteponerse a las ocurrencias y disparates del gobierno. Y no se encuentra en un sitio distinguido entre la ciudadanía.
Rafael Zarazúa, es conocido por ser hijo de aquel polémico procurador Rubén Zarazúa, en tiempos de Martínez Domínguez, y por establecerse en las filas morenas a partir de un acercamiento con la ex dirigente de Morena Yeidkol Polevnski, desde donde pretendió mover las aguas políticas en el estado.
La verdadera y seria opción es Mario Fernández, conocido por su trayectoria empresarial, acciones filantrópicas y apoyo a la cultura y al deporte. Es un hombre que empezó desde abajo y no se ha olvidado de eso. Ha estado vinculado con el presidente de México, desde sus intentonas por obtener el puesto que ahora tiene. Fue coordinador de Redes Ciudadanas, aquel recurso utilizado por AMLO para ganar terreno. Y en el 2018 se convirtió en responsable de la estructura electoral en Nuevo León que permitió a AMLO acceder a la presidencia, que quedó muy satisfecho con la labor realizada por Mario Fernández y su equipo.
Eso significa que Mario no es un improvisado ni un oportunista al pretender la candidatura, al contrario, Mario la merece. Tampoco llega a Morena de la noche a la mañana. No improvisa discursos en los que no cree. Está convencido de que la transformación política y económica en México es necesaria y posible, no solamente en el discurso. Y no hay figuras siniestras y nocivas atrás de él.
Si Mario Fernández logra obtener la candidatura, con el apoyo de la verdadera militancia morenista o de los ciudadanos, puede ser el mejor candidato con serias posibilidades de obtener la gubernatura. Si es así, entonces Nuevo León sí saldría del enorme pozo al que lo aventaron quienes sólo buscar lucrar aprovechándose del puesto.