Por Raúl Guajardo

El lunes por la noche, alrededor de las 10:25, sonó una alarma en Morena, tan fuerte como la que anuncia los sismos en CDMX. Dos vagones del Metro, de la cuestionada línea 12, cayeron encima de los autos que pasaban bajo el tramo elevado que debió ser subterráneo.

25 muertos y 80 heridos según el conteo oficial fue el resultado de esa caída, pero el impacto en la vida política puede haber sido peor.

Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, la primera cobijada por el presidente López Obrador, el segundo dejado a su suerte, pudieran ser los afectados en el mediano plazo, hablamos de 2024.

Pero Morena como partido, y el presidente como su líder, pueden verse afectados en los comicios electorales del próximo 6 de junio.

No, no se trata de hacer politiquería, como dice el presidente, se trata de que los errores se han acumulado uno tras otro en el gobierno encabezado por AMLO, pero hoy se traducen en muertes, en dolor en un punto del país en el cual no tiene forma de culpar a otros, de tener otros datos.

En CDMX desde hace casi 30 años gobierna el grupo de López Obrador, no hay mafia de poder que valga, si algo sale mal, como la línea Dorada, es su responsabilidad.

No extraña por eso que en La Mañanera el presidente salga a distraer la atención con temas electorales, sabe que todos van a comentar la violación a la veda electoral que eso implica, pero no nos distraigamos, lo que aquí pasa es que la corrupción tocó a la puerta de Morena y dejó 25 muertos, un caso similar al de los 43 de Ayotzinapa o a tantos otros que, desde la oposición, el presidente se encargó de denunciar. Que no nos distraiga el presidente.