sáb. Sep 7th, 2024

Por: A. C. Guerra

El “toro” no embistió…

Hace muchos años, un periódico del norte del país gozaba de un muy alto prestigio, lo cual lo llevó a ser considerado como el mejor periódico de la región y ocupando un lugar muy importante entre los diarios a nivel nacional. A tanto llegó su prestigio que todo lo que se publicaba en sus páginas era considerado como una verdad prácticamente absoluta.

Su auge se dio en todos los sentidos a tal grado que no tardó en lanzar sus tentáculos a diestra y siniestra, explorando otros campos más allá de lo impreso y posteriormente cambió su razón social y haciendo a un lado su génesis, pasó a ser convertirse en un grupo que se extendió hasta la mismísima capital de la república, en donde ha transitado no tan libremente como muchos piensan.

La empresa cayó en un marasmo, en una borrachera provocada por un “triunfo” banal, del cual contagiaron a casi toda su planta laboral, desde barrenderos hasta secretarias, fotógrafos, reporteros y articulistas. Sus directivos les hicieron creer que eran la “última coca cola en el desierto” y hasta les prohibieron socializar con sus pares de otros medios, so pena de ser sancionados.

No tardó mucho en aparecer esa nube de soberbia a la que se suelen trepar algunos cuando sienten que todo lo tienen hecho y a la mano; empezaron a fabricar “encuestas” electorales que significaron un pingüe negocio, cuando “descubrieron” que había quienes pagarían lo que les pidieran por aparecer en ellas, aunque los colocaran en el segundo o tercer lugar. Y no hablemos de los “punteros”, pues eso sí que se “tejían” aparte.

Pero así como se había disparado su ascenso, el mencionado periódico empezó un descenso casi en caída libre y lo que un día fue Jauja, se convirtió en un árido terreno para muchos y los sueldos empezaron a bajar, los jugosos viáticos se acabaron y hasta a los publicistas les fueron cortados sus salarios y ahora hasta tienen qué pagarle al periódico un porcentaje por los espacios que publican, o sea, cobran doble.

Conforme declinaba hacia su interior, la credibilidad del medio impreso se iba perdiendo gradualmente, hasta quedar casi por los suelos, debido a algunos asuntos ventilados en sus páginas, mismos que, si no fueron mentiras, su manejo fue arbitrario y sin contar con las dos versiones del caso, resultando en información subjetiva y hasta cierto punto falsa.

Uno de los peores errores del mentado medio fue el involucrarse en el manejo de los asuntos políticos, preparando siempre el terreno, vía encuestas manipuladas, para posicionar a “sus” candidatos y utilizando sus páginas para denostar a los oponentes. El juego les empezó a funcionar en algunos casos, en otros no. Mas con todo y esto, les alcanzó para llevar a la cúspide a un candidato que triunfó, pero que a la vuelta de casi un sexenio, resultó ser la peor pesadilla para la entidad.

Ahora, han cambiado la estafeta. Se deslindan de su anterior “delfín” y traen a su nuevo producto, a su “toro” embestidor, al que al parecer le perdonan que sea parte de una familia que se ha enriquecido de una manera bastante sospechosa, con el manejo de facturas apócrifas y hasta con nexos con el narco. Su “toro” tiene mucha cola que le pisen y si ya su “pony” fue un fiasco, no es de dudarse que el panorama futuro para el estado sea muy negro. Digo, si es que consiguen su objetivo.

Mas al parecer ya su proyecto está por venirse a tierra. Un debate que tenían preparado y en el que esperaban que su “toro” embistiera con todo a sus oponentes resulto en un rotundo fracaso, pues los oponentes no asistieron y en vez de debate aquello fue un vil monólogo cansado y aburrido. Hubo acuerdo entre candidatos y la plaza quedó desierta. Ya en Sonora el candidato de Movimiento Ciudadano (¡quiubo Samy!) declinó en favor del candidato de la Coalición PAN-PRI-PRD. ¿Declinarán los de Morena y PAN por del “gallo” del PRI-PRD en Nuevo León? Veremos y diremos.  

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