Por: Antonio Sánchez R.
Sin parámetros reales…
Estamos ya casi nada de que los electores vayan a las urnas a depositar sus votos por aquellos que hayan decidido que les representen o que les gobiernen. Se ha insistido hasta la saciedad que debemos votar con la cabeza y no con el estómago, algo bastante difícil cuando las campañas electorales lo único que hacen es meterle estiércol en la cabeza al ciudadano y es obvio que la respuesta es que votará en razón de ello.
No hay parámetros reales para dilucidar en torno a una buena opción. La que ustedes seleccionen tendrá sus “asegunes”, magnificados vía la ya “tradicional” guerra sucia, presente en cada proceso electoral, misma que nos pinta a cada personaje de tal o cual manera, siempre buscando lo peor, con la idea de que el elector repudie a tal o cual candidato y se vaya por el que se le “sugiere”.
Conocemos andares y desandares de cada uno de los candidatos luego de miles de spots, mensajes, memes y toda clase de material que nos llega, ya sea vía redes sociales o directamente hasta las puertas de nuestros hogares, sobre todo en publicaciones que en tiempos “normales” jamás nos llegan, prueba inequívoca de que en su distribución obró el gran “milagro” del marketing y de la publicidad.
Se ha repartido de todo, se ha prometido de todo. Hasta las puertas de nuestros hogares han llegado hasta a ofrecernos apoyos económicos a la voz de ya. Olvídese de esas tarjetas “denunciadas” por el mal informado de AMLO (o mal intencionado), pues todos los candidatos las incluyen en sus promesas de campaña. No, aquí lo interesante es que hubo candidatos a alcaldías que estaban ofreciendo abiertamente dinero a la gente: “¿necesita dinero, cuánto ocupa?, nuestro candidato se lo puede proporcionar”, decían.
No lo digo nada más por decirlo. Hasta mi casa llegaron una mañana de domingo, pero me agarraron prácticamente dormido y mi respuesta fue que “no, muchas gracias, no necesito nada y menos de ese candidato”. Cuando reaccioné, ya se habían ido. Hubiera no existe, pero en este caso sí, pues si “hubiera” estado al cien por ciento despierto habría aceptado, puesto una cantidad y documentarlo, para así poder tener una prueba fehaciente de que un candidato de un partido, anduvo ofreciendo “lana” para que votaran por él, lo cual es violatorio a las leyes electorales.
No creo haber sido el único al que le llegaron con ese ofrecimiento. Creo y estoy seguro, que hubo mucha gente que sí aceptó y que en estos momentos, si tienen a la mano la prueba de lo recibido, podrían poner en serios predicamentos a ese candidato corrupto y tramposo que, por cierto, siempre ha hecho lo mismo y que aunque mucha gente lo tiene en un pedestal, es de lo peor que pueda existir en la política.
Pero bueno, como dicen por ahí, sin pruebas, no llegas a ninguna parte. En lo que sí podemos dejar algo para pensar, es en que, aun sin que existan parámetros, estamos seguros de que a San Pedro Garza García le urge y recontra urge un cambio, deshacer ese anquilosamiento existente en los últimos 33 años y que ha conducido a la pérdida de una etiqueta muy sobada: el mítico “Municipio Modelo”.
No hay parámetros, insisto, para medir lo hecho por las últimas 11 administraciones, pues casi todas han surgido del mismo partido y la última, prácticamente pinta igual, pues no hay qué olvidar que quien la encabeza, comió en el mismo plato que los anteriores alcaldes. Es hasta cierto punto ilógico que se siga “castigando” al partido del que surgieron quienes pusieron a Garza García, hoy con el agregado de San Pedro, en el mapa nacional e internacional, cuando no ha habido alternancia en los últimos 33 años y la verdad, el municipio se encuentra sumido, desde hace muchos años, en graves problemas, mismos que han servido para dejar de ser ese municipio que un día fue.