Por: Antonio Sánchez R.
Jalisco y la Carabina…
Dice por ahí un dicho popular que “algo tiene el agua, que hasta la bendicen” y aplica en gran parte a lo que está sucediendo actualmente en el escenario político local, además de que existen ciertas referencias del pasado que nos conducen también hacia cierta región que, al parecer, es la panacea para quienes presumen de que van a “enseñar cómo se gobierna un estado como Nuevo León”.
No es ningún secreto el hecho de que al gobernador electo, Samuel García Sepúlveda, se le metió en la cabeza tomar de ejemplo al estado de Jalisco para mostrar cómo se hacen las cosas en asuntos de gobierno, tanto municipal como estatal, por lo que tanto él como varios de los alcaldes del área metropolitana se fueron hasta la “Perla Tapatía”, Guadalajara, a recibir un “curso” al respecto.
Para empezar, yo no se quién le dijo a Samuel que Jalisco está en condiciones de ser ejemplo de algo, porque por si no lo sabía, tanto la capital jalisciense como los municipios del área metropolitana, no dan pie con bola ni en materia administrativa y mucho menos en lo que respecta a seguridad, ya que es uno de los estados de la república en los que existe la seria sospecha de que ahí lo que impera es un narco gobierno.
Desde su llegada al poder estatal, Enrique Alfaro ha sido señalado como un gobernador demasiado timorato, temerosos o…, cómplice de la delincuencia organizada existente en aquel estado, en el que ha sentado sus reales el CJNG, teniendo como municipios fuertes a Zapopan, San Pedro Tlaquepaque, Tonalá, Puerto Vallarta y hasta la misma capital tapatía, que ha pasado de haber sido una de las ciudades más seguras del país a una zona en la que pocos se aventuran a salir por las noches.
La problemática social en todos los sentidos es altamente preocupante en Jalisco, de ahí que sea hasta cierto punto ridículo que se le tome como “ejemplo” de gobernabilidad, cuando la entidad se le está cayendo a pedazos al gobernador Alfaro, quien por cierto, llegó a la gubernatura bajo la bandera de Movimiento Ciudadano, igual que ahora llega el Samy Boy, el niño traumado del golf, a gobernar Nuevo León.
Hay antecedentes ya entre Samuel García y Jalisco. Por si no lo sabían, cuando este jovenazo llegó al congreso local por la vía “plurilagrimal” o representación “promocional” (misma vía por la que llegó a la senaduría), entre las “iniciativas” presentadas había dos que se parecían mucho a otras que ya habían sido presentadas y aprobadas por el congreso local de… ¡Jalisco!
Es más, vamos a quitarle aquello de que “se parecían”. Las mentadas iniciativas eran exactamente iguales, gemelas, de las aprobadas por el congreso jalisciense. Se dijo en su momento que de no haber sido porque se descubrió que al buen Samy se le olvidó quitarles algunas referencias que indicaban que aquellas iniciativas eran un “fusil”, éstas habrían sido aprobadas también en Nuevo León.
En fin, todo parece indicar que aquello de que les va a enseñar “como se gobierna” no será con ideas propias, sino a través de ejemplos bastante cuestionables, de un gobierno estatal emproblemado y de administraciones municipales que sufren en demasía para cubrir las necesidades más elementales de la ciudadanía. Los jaliscienses ya sueñan con que llegue el día en que termine la gestión de Enrique Alfaro para darle una patada en el trasero a él y a su MC. Realmente Jalisco y la Carabina de Ambrosio son la misma cosa.
Desde que llegó a la senaduría, Samuel García juró y perjuró que haría que Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”, renunciara a la gubernatura y hasta dio fecha: 31 de octubre de 2019 y hasta aseguró que se quitaría el nombre si no lo lograba. Dentro de muy pocos meses recibirá de manos del propio Rodríguez Calderón la batuta del gobierno estatal, pero nunca vimos que se cambiara de nombre. Mientras son peras o son manzanas, le llamaremos “Fusilgencio” García…