dom. Feb 23rd, 2025

David Casas 

Monterrey, N. L– La pandemia puso al descubierto que tener estudios de maestría e incluso de doctorado, no son suficientes para un empleo acorde a los títulos y que, decenas se han visto en la necesidad de solicitar trabajo hasta de chóferes. 

Sin embargo, pese a esa solicitud de un empleo de bajo perfil, no hay lugar para ellos y los empleadores prefieren a quienes tienen estudios de secundaria o preparatoria, dice Ana María Robles, encargada de una empresa que recluta personal para diversos puestos. 

Además, es difícil contratar a una persona con estudios de maestría y doctorado porque se van pronto en busca de mejores oportunidades y la rotación afecta a las empresas. 

En ese contexto se encuentra Fernando B. G, quien tiene estudios de maestría tras haber estudiado contaduría, pero el cierre del despacho donde laboró por años le ha obligado a aceptar “lo que sea”. 

“Por unos diez años he estado en un despacho contable, pero el patrón me pagó al principio de la ñande. Ja, luego me bajó el sueldo y después me pidió ser solidario. Más adelante ya ni solidaridad pidió, dijo que ya no había chamba”, explica Fernando, quien percibía los 25 mil pesos mensuales “más unos buenos pesos por asesorar a clientes por fuera, que hoy tampoco tienen dinero”.

Para Leonardo Ramírez, que se graduó en Relaciones Internacionales con maestría y con miras a un doctorado en cuanto se componga la situación, le ha resultado contraproducente, pues no hay empleo en la gran mayoría de las empresas medianas, ya no se diga de las pequeñas porque no pueden pagar acorde a la preparación. 

“Salvo las grandes empresas y corporativos, en las miles de empresas medianas y pequeñas no hay empleo, no pueden pagar; pese a ello me acomode hace año y medio en una firma electrónica, pero hubo reducción de personal por la pandemia, o al menos ese fue el pretexto, y ahora me he topado “. 

” Al café que voy un conocido me presenta a una persona que recluta gente y con la desesperación le pedí chamba, y ahí estoy tengo mes y medio con seis mil pesos de sueldo”, dice Leo, como le llaman. 

“Se postulan con licenciaturas y maestrías y hasta doctorados por la falta de trabajo, no podemos ofrecer más que empleos de los llamados de bajo perfil con salarios que no están de acuerdo a sus estudios”, menciona Ana María. 

“Ejecutivos de cuenta, ventas por teléfono, vendedores diversos, chóferes, pintores, mensajeros, son empleos que han obtenido algunos que ante la desesperación optan por tomar una vacante así sea de salarios bajos”, añade. 

La reclutadora afirma que esos salarios normalmente de alrededor de seis mil pesos o un poco más son comúnmente para estudiantes sin dependientes económico o necesidad mayores que ellos. 

Fernando encontró empleo en una imprenta pues también tenía conocimiento de ello, pues proviene de una familia de periodistas, de formadores, correctores y diseñadores en impresos. “Nomás mientras pasa el desmadre, voy a ganar siete mil pesos y hasta cajas de cartón armamos, es un rato solamente y luego me voy a buscarle”, confirma entonces las palabras de Ana María Robles. 

“Llaman por teléfono desesperados, que necesitan trabajo, se les da la cita y luego muchos no se presentan, otros van pero se les descarta en la entrevista por los altos perfiles de estudios que tienen”, revela Robles, quien dice recibir a quienes tienen preparación con maestrías de finanzas, de negocios internacionales entre otros.

“Buscamos permanencia del trabajador, contratar a alguien acostumbrado a altos salarios significa que será temporal, causará baja pronto y nosotros como recursos humanos cuidamos mucho la rotación, eso afecta”. 

“Los hay quienes hablan llorando, no le voy a fallar dicen ocupo dinero, confías y les citas pero no se presentan”, puntualiza Ana María quien recuerda el caso de un joven que entregó sus fotografías para la solicitud de una selfie tomada cuando se transportaba en un camión urbano.

“Ahora ni modo de irse al extranjero, la pandemia es mundial, aunque aquí en México está de la chingada, pinche gobierno que no hace nada por mejorar al País”, recrimina Leonardo quien espera además, vender un terreno y hasta un viejo coche Fairmont, de los años setenta que es una reliquia de colección que dejó su padre. 

Gerardo es otro caso, aunque sin licenciatura ni estudios mayores, trabajó por años en un Sanborns, al cual ahora sólo va al café. 

Cuando estaba en un trabajo estable como chófer de autobús de pasajeros desde Monterrey a Estados Unidos, se le acabó el empleo y de ganar hasta cuatro mil pesos por semana les dijeron que le buscarán por otro lado. 

“Afortunadamente encontré trabajo en una empresa de grúas y ahí estoy, casi siempre en carretera”. 

“Le dije que le recomendaría un empleo, pero no quiso. Me contestó, ustedes pagan pinches sueldos jodidos, acá me ganó bien y hasta les invito el café, me contestó el chaparro”, refiere entre risas Ana María al referirse a Gerardo. 

La reclutadora no deja de contestar su teléfono móvil, luego decide irse a su oficina porque, afirma tener citados toda la semana a solicitantes de empleo. 

Por Admin

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