Lic. Raúl Guajardo Cantú
La semana anterior comentamos que mejorar la calidad educativa constituye uno de los factores fundamentales para la reactivación económica y señalamos que junto a esta la creación de una infraestructura para mejorar las condiciones de movilidad en el estado era también condición indispensable para tal fin.
Precisamente de esta infraestructura teníamos pensado comentar en este escrito, sin embargo, pospondremos el tema debido a que consideramos que hoy es fundamental señalar el estado en que se encuentra la infraestructura de las instituciones educativas públicas en el estado.
En principio, el gobernador y su secretaria de Educación han insistido en la necesidad de volver al sistema presencial, una necesidad a todas luces entendible sobre todo porque con las condiciones tecnológicas que privan actualmente en el estado, la educación a distancia no da los resultados buscados.
Sin embargo, ni el gobernador ni la secretaria tomaron en cuenta que, pese al programa de apadrinamiento de escuelas impulsado por la nueva administración estatal, la infraestructura de las instituciones educativas, luego de un año y medio de abandono casi absoluto, no se encuentra en condiciones de recibir a los alumnos, menos de ofrecer las condiciones necesarias para un regreso seguro a las aulas.
Entendemos la preocupación del gobernador por volver a Nuevo León a los niveles de excelencia educativa que le han caracterizado durante muchos años, sin embargo, también es necesario que el gobernador haga un análisis detenido, minucioso, de las condiciones de la infraestructura de las instituciones de educación pública.
Seguramente se dará cuenta de la situación real y tomará acciones al respecto, ofreciendo a los maestros y principalmente a los alumnos, condiciones de seguridad necesarias para volver a las aulas.
Mientras tanto, es entendible la renuencia de los maestros y los padres de familia para que los niños y jóvenes vuelvan al sistema educativo presencial.