De acuerdo con un estudio del Research Institute of Economy, Trade and Industry (RIETI), en Japón los equipos de trabajo con mejor rendimiento son los que, en teoría, trabajan menos, es decir, los que trabajan durante períodos más reducidos de tiempo, ya que al dedicar horas al descanso y esparcimiento, los trabajadores estudiados parecían recuperar fuerzas, ánimos y energía para continuar con sus labores.
Por el contrario, quienes se dedican enteramente a acumular horas laborales, después de cierto punto, dejan de ser productivos.
Según el reporte The Future of Work: from remote to hybrid, de Capgemini, el 63% de la fuerza laboral dijo sentirse más productivo desde que las empresas implementaron esta modalidad; no obstante, la mala organización, delimitación poco clara de las tareas, límites desdibujados entre la vida laboral y personal y la falta de horarios han derivado en problemas como: estrés crónico y económico, síndrome de desgaste ocupacional, ansiedad y depresión.
“La nuevas modalidades de trabajo han traído diversos beneficios, sin embargo, la productividad y buena organización siguen siendo un reto para las empresas, pues para muchos líderes y trabajadores la clave de la productividad está en el trabajo excesivo y se enfocan mucho en ello, cuando ésta se encuentra en la planeación y el trabajo inteligente, aquel en el que las personas no tienen que sacrificar lo que más les gusta hacer para dedicar horas extra a lo que deben hacer.
Se trata de un equilibrio fundamental para el crecimiento de los negocios y el desarrollo de los trabajadores”, explica María Ibarra, fundadora y CEO de The Full Planner, la herramienta de planeación que convierte los propósitos en metas alcanzables.