Por Salvador Hernández LANDEROS
Tuve el privilegio de contar con la amistad, pero además de disfrutar la bohemia de Santiago “Chago” Díaz, uno de los mejores trovadores de Monterrey.
La vida me puso en suerte con él en el año de 1970 cuando, sólo con su guitarra y un pequeño banco, cantaba en el barecito “El Antonios” de Toño Quiroga.
Yo dobleteaba en el departamento de Acción Cívica, Prensa y Difusión Cultural del municipio de Monterrey, en el bienio del alcalde, Gerardo Torres Díaz.
En la Plaza Hidalgo, todos los domingos por la noche, el actor Carlos Baena, otro buen amigo, presentaba los eventos para el entretenimiento ciudadano.
“Chago” Díaz participó en infinidad de domingos culturales. Su éxito musical en ese entonces era “El Bardo”, canción compuesta por “Bobby” Capó.
Manuel Treviño Salinas, a quien se le debe un reconocimiento oficial, era el cerebro cultural y realizó cuatro Festivales de la Canción de Monterrey.
También realizó el Festival de la Canción Ranchera y el Homenaje a Cri Cri del cual surgieron interpretes locales aún vigentes en el medio musical.
En el Festival de la Canción, edición 1973, “Chago” Díaz presentó su composición “Aunque no sea conmigo”, creación que escuchamos desde su primera nota musical.
Don Lon Sánchez Rangel, el maestro David Molina, el director de orquesta Armando Thome, Carlos Baena, Manuel Treviño Salinas y su servidor, tuvimos el privilegio de escucharla por primera vez.
El Cuarto Festival se llevó a cabo en el Cinema Río 70 y su interprete fue Fátima Rosario, joven talento que pudo ser la mejor cantante de México.
“Aunque no sea conmigo” la grabaron Celso Piña y el grupo “Café Tacuba”, aunque no con el sentimiento, pasión y “cachondez” del autor.
Su musa, la conocimos. Ya no vive, al menos en Monterrey. Fue una esperanza de amor que inspiró a ese “bardo” a componer esta bella melodía.
Durante 43 años hemos escuchado que se la compuso a ella o a aquella. Otras que se atreven a más, pero no, ninguna lo es y…, amores así, se respetan.