Por: Antonio Sánchez R.
Entre humo y adopciones…
Desde su arribo al poder estatal, el todavía “flamante “ Fosfo Gober se ha visto envuelto en una serie de broncas que le han generado igual número de problemas que han encendidos las redes sociales y que ponen en tela de juicio su capacidad para gobernar o, si se prefiere, su virtual novatez en asuntos de gobierno y hasta del manejo de la política.
La tendencia a hacer ruido bajo cualquier argumento han marcado considerablemente a la actual administración estatal, provocando que en muy poco tiempo la ciudadanía se vea ahora un tanto preocupada y hasta algo desesperada porque aquel al que le dieron su voto, anda como chivo en cristalería.
Si bien el tal “Inocencio”Gracia y su consorte, “Cinderella” Rodríguez habían terminado el 2021 envueltos en grandes polémicas, el 2022 lo iniciaron como a ellos les gusta: quemando las redes sociales y siendo el blanco de la crítica casi generalizada, por asuntos en los que el sentido común y la prudencia estuvieron ausentes.
Porque mire usted estimado lector, eso de sacar a un niño de la casa “Capullos “ para tenerlo un fin de semana es un gran disparate que, por más que se trate de la pareja gubernamental, no deja de ser una acción sin sentido…, bueno, quizá para ellos sí, pues viven en un mundo de fantasías y de irrealidades, además de que sus pequeños cerebros no les dan para más.
El caso es serio, pero el imberbe gobernador pretende tomarlo a la ligera, como si hubieran hecho una gracia. Y la verdad que no fue muy gracioso ver que para la habilitación del dormitorio del bebé sustraído de “Capullos”, se gastaron una cantidad tal que sí la hubiesen empleado en el dormitorio de la mencionadas institución, no hubieran hecho feliz a un niño, sino a muchos.
Y para rematar, el joven gober le encasqueta una playera del equipo de fútbol de sus preferencias, contribuyendo a la ya de por sí enfermiza polarización que se vive en ese sentido en nuestra ciudad, por culpa de esos dizque periodistas con cencerro y con micrófono que se la pasan berreando a toda hora en favor de alguno de los equipos locales. El niño, que culpa tenía de que el gober fuera “Tigre”?
Por cierto, ya que mencionamos a los Tigres, que por ahora no son de la UANL, sino de Cemex, otro de los asuntos polémicos en los que se metió “Inocencio” García tiene qué ver con el ámbito futbolero y en el que también se incurrió en la aplicación del sentido común y de la discreción. Prometer una obra colosal a un alto costo, cuando la entidad tiene broncas mayores, es una verdadera tontería.
Un proyecto como el de la construcción de un nuevo estadio, comprometiendo el presupuesto estatal, en la proporción que sea, es un vil y estúpido disparate. No hay peor inversión que aquella en la que se aplican recursos públicos para financiar asuntos privados. Eso está plenamente comprobado. A poco no se acuerdan del Atlante y del Oaxtepec, equipos de la Primera División del fútbol mexicano, sostenidos durante años con recursos del IMSS? O del Veracruz, recientemente desaparecido y que fue también financiado con dinero del gobierno Veracruzano?
Además de todo esto, cómo puedes arrancar un proyecto sin que haya un documento en el que quede asentado quiénes serán los encargados de aportar los recursos? Por si no lo sabían, ni Cemex, ni la UANL ni nadie más se ha lanzado a decir que vaya a entrarle con “lana” a la construcción del “sueño Tigre”. No hay certeza en este asunto. No hay sentido común ni discreción. Tampoco hay la seguridad de que el dichoso estadio vaya a quedar terminado en las fechas establecidas. Por qué?
Pues porque la empresa a la que se le asignó…, sí, se le asignó, sin concurso de licitación, el contrato para la construcción del llamado mega proyecto del mejor estadio de Latinoamérica, no es nada sería. O es acaso de gente seria dejar “encharcados” con dos proyectos similares, uno en Italia y otro aquí mismo en México, a inversionistas con los que se tiene compromiso desde el año 2019 y aún no han empezado nada? Dicen que este año empezarán los tres proyectos. Se me hace muy ojona, pero en fin, ojalá y sea cierto, de lo contrario, ahí les encargo la “carrilla”, yo, como Santo Tomás, “hasta no ver… “