En un mundo altamente acelerado y digitalizado, los procesos análogos pueden causar cuellos de botella en una empresa, tanto de manera interna como frente a proveedores y clientes externos. Estas trabas logísticas traen consigo altos costos para el crecimiento de un negocio, pues reflejan potencial desperdiciado.
De acuerdo a datos del Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, México ocupa el lugar 50 del ranking a nivel global, muy por debajo de las economías más desarrolladas, pero también después de países como Costa de Marfil, Rumania y Panamá. Es decir, no es un país que destaque por la agilidad de sus procesos empresariales e industriales.
Una buena parte de los obstáculos que sortea una empresa en el área legal tiene que ver con la falta de herramientas y plataformas digitales por parte de las autoridades para poder hacer trámites ágiles. Por otro lado, las nuevas herramientas tecnológicas también generan desconfianza entre los usuarios.
“Las firmas electrónicas podrían dar la sensación de no estar protegido jurídicamente, pero nada más lejos de la realidad. Si tomamos en cuenta que se necesita una autorización firmada, por alguien que está a varios cientos de kilómetros de distancia, la logística de un procedimiento puede detenerse por varios días -incluso semanas-, por algo que puede solucionarse con el uso de la tecnología”, explica Pablo Rocha, CEO y Co-Founder de Tally, plataforma de Legaltech que ayuda a las empresas a realizar de forma rápida y sencilla trámites jurídicos.
Entre el abanico de herramientas que puede incluir una empresa para aligerar su operación cotidiana, la implementación de firmas electrónicas parece fundamental. Se trata de un instrumento que puede, fácilmente, agilizar trámites y, por consiguiente, reducir costos de una compañía, sin sacrificar la seguridad de sus procesos.