Raúl Guajardo Cantú
Dentro de los distintos asuntos difíciles que le ha tocado enfrentar al gobernador del estado, Samuel García, el de la seguridad tiene un especial interés, quizá solo comparable al de la escasez del agua que amenaza con convertirse en una verdadera crisis con costos muy altos para la sociedad neolonesa.
Estamos viendo un escenario cercano al que se presentó durante los primeros años del gobierno de Rodrigo Medina en el que los delitos de alto impacto dominaban la escena pública trayendo consigo una sensación de inseguridad que se extendió a toda la sociedad.
No digo que la situación sea igual, sino que ese tipo de delitos puede contaminar la percepción de inseguridad precisamente porque nos hace sentir vulnerables a todos.
Hace unos días, el secretario de Seguridad, Aldo Fasci, anunció la inversión de 4 mil millones de pesos en el rubro de seguridad, lo cual es loable a condición de que las inversiones se realicen no solo con transparencia, sino principalmente en aquellos rubros en los cuales resultan indispensables, como es el del área de inteligencia y no solo en la compra de patrullas y cámaras u otro tipo de herramientas que sin el factor humano no van mucho más allá de los logros actuales.
El gobernador Samuel García debe poner especial atención en este rubro porque su visión de futuro, de un futuro de crecimiento, de creación de riqueza para todos los nuevoleoneses, de un aumento en el bienestar, puede ser comprometida en la medida en que los ciudadanos no se sientan seguros.
Recordemos que la inseguridad puede ser un factor para alejar las inversiones y con ello la creación de empleos tan necesarios para los nuevoleoneses.