Por: Antonio Sánchez R.
Lo del agua…, al agua?
Nunca como hasta ahora se había vivido una crisis tan aguda por la escasez de agua en el estado de Nuevo León. La crisis es severa y pareciera que el actual gobernador está prácticamente acorralado y sin muchas opciones a la mano, con una bomba de tiempo que le podría explotar en cualquier momento.
La historia nos dice que nuestra entidad ha vivido ya varias etapas, varias crisis en el pasado por contar con un abasto insuficiente del vital líquido y en cada ocasión se ha atacado el problema de manera oportuna. Monterrey y su área metropolitana han salido avantes de esos amargos episodios.
Pero si bien es cierto que en cada ocasión hubo una solución oportuna, en esta crisis que hoy estamos viviendo pareciera no haber una puerta de salida y es por ello que nuestro imberbe gober ha caído en la tentación de voltear hacia proyectos que en su momento fueron desechados por incosteables. Mucha lana y mucho tiempo, cuando urge que el problema se resuelva a la voz de YA!!!
Las presas que abastecen de agua a la ciudad capital del estado, así como a la mayor parte de los municipios conurbados se encuentran en los peores niveles de su historia y si no llueve pronto, esos niveles se volverán nada, quedará sólo polvo donde antes había agua. La sequía se ha extendido ya a meses sin que caiga una gota de agua y de los afluentes que alimentan esas presas no baja absolutamente nada.
La idea de pedirle agua a un estado vecino como que no le cayó muy en gracia al gobernador de esa entidad, quien de inmediato rechazó la especie antes de que se convirtiera en petición formal. Y es que San Luis Potosí no es un vergel con abundancia de mantos acuíferos, salvo en su zona de la Huasteca, la cual sí cuenta con una gran riqueza de recursos naturales.
Pero, volviendo a lo de nuestras presas casi vacías, en Cerro Prieto y El Cuchillo está (o tendría qué estar) la mayor concentración de agua, en tanto que La Boca, con una menor capacidad, casi ha llegado al punto cero, lo cual es algo inexplicable, ya que existe un afluente alimentador que no para de fluir y que, por ende, debería mantener el nivel de dicha presa.
Asi es estimados lectores, la presa La Boca no debería estar en el nivel en el que se encuentra. La cascada del paraje conocido como la “Cola de Caballo” nunca ha dejado de fluir y siempre había sido el afluente alimentador de la presa, pero de manera extraña, en los últimos años esa agua ya no está “bajando”, se está desviando hacia no se dónde y por ello la que había sido el principal proveedor del vital líquido para Monterrey, se está secando. Cómo quién dice, alguien (o “alguienes”) está aplicado aquello de que “lo del agua, al agua”…