Por Salvador Hernández LANDEROS
Los “usos y costumbres” contra la mujer han sido igual desde que se creó la humanidad. Su transformación, al paso de los años, se resume en una frase.
Con todo respeto por la comparación y es que “La mula no era arisca, pero la hicieron a palos”. Desde la creación, el macho ha sido por los siglos de siglos.
La mula, perdón, la mujer no es mala, o no era. Es sumisa, humana, amorosa y fuente de inspiración. Solo venerada y respetada hasta que es madre.
Una pregunta. En qué cambió el trato para ese “sublime ser” desde que el 8 de marzo de 1975, la ONU lo decretó como el ¡Día Internacional de la Mujer!
La historia universal, sobre el trato a la mujer, está documentado en millones de prestigiados libros, revistas, medios de comunicación y otros peores aún.
Cleopatra gozó y sufrió por Marco Antonio hace miles de años. Qué hace la diferencia de esa pareja y la de “Lady Di” y su acompañante Dodi Al Fayed.
Cuántas veces se casó la actriz Elizabeth Taylor. Legalmente se le conocieron ocho parejas. Y nuestra sonorense diva, la actriz María Félix… ¿cuántas?
El rol actual de la mujer ha evolucionado. Ya no sólo son reinas, princesas, actrices, escritoras o pintoras. Ya está involucrada y compite con el macho.
Antes la mujer era sorprendida por los galancetes que llegaban a cortejarlas con un ramo de flores en la mano derecha y un condón en la izquierda.
La mujer ya está en la policía, en el futbol, al frente de empresas. Son ellas que han superado al machismo, no que el macho haya cambiado. ¡Para nada!
Los hombres, género masculino o machos, hagamos a un lado la hipocresía. Respeto, amor, lealtad, fidelidad y confianza es el arma mortal, conste, no la “pistola”.