Por: Antonio Sánchez R.
Violencia “deportiva”…
Lo ocurrido el pasado sábado en el estadio La Corregidora de Querétaro era algo qué podía haber ocurrió en cualquier plaza futbolera de nuestro país. El problema es algo que se ha venido desarrollando de manera gradual. La descomposición social que se vive es inminente, pero no es asunto nuevo. Hace algunos años, escribí un artículo que titulé precisamente “Descomposición Social”, mismo que aquí les comparto:
“La evidente descomposición social que se está viviendo a nivel general en nuestro país, no empezó ayer, ni hace cuatro o 10 años, sino que se ha venido dando de manera paulatina, conforme las grandes ciudades y todas la manchas urbanas van creciendo y convirtiéndose en masas informes, heterogéneas y tan diversificadas, que finalmente llegamos a dudar acerca de nuestra propia identidad regional.
“Hemos visto cómo al paso de los años, la deshumanización de la sociedad ha sido una característica por demás visible, pese a que, paradójicamente, se aparenta una cierta sensibilidad humana a la hora de tener frente a sí problemas en los que grandes sectores de la población se ven afectados por fenómenos naturales como terremotos, ciclones, huracanes o hasta por los embates de la crisis galopante por la que transitamos cada día desde hace ya casi cuatro décadas.
“Nuestra sociedad pasa por una crisis terrible en todos los sentidos, no sólo en lo económico, sino también en lo político y en lo social, pero esto no se ha dado de la noche a la mañana, sino que ha sido a través de un proceso lento, en el que ha tenido mucho que ver la carencia de un verdadero liderazgo en todos los ámbitos, desde lo local hasta lo nacional.
“La anarquía campea por doquier y hasta en las llamadas “redes sociales” se alcanza a percibir el comportamiento violento, vía el lenguaje, las descalificaciones, el insulto, la diatriba, la divulgación mentirosa y hasta sospechosa de ciertos materiales que son presentados como si fuesen la “verdad absoluta”.
“Pero, ¿queremos que todas las cosas sean distintas? Empecemos por cambiar nosotros mismos, no esperemos a que otros hagan lo que tenemos qué hacer y si está en nosotros, hay que echarle una mano a los demás, sobre todo a aquellos que necesiten de un simple apoyo para obtener lo que está lejos de su alcance.
“En resumidas cuentas, si queremos un cambio, debemos ayudar a que éste se genere; si no estamos dispuestos a cambiar, entonces no hay que estorbar en el cambio, hay qué dejar libre el camino a otros que sí quieran tener un entorno diferente, un país más digno, un lugar en el que se pueda vivir mejor”.
El crecimiento de la violencia en los estadios alcanzó su máximo en Querétaro y las sanciones anunciadas ya, no han sido del todo satisfactorias. Recetaron aspirinas para atacar un cáncer terminal. El tiempo nos dirá que tan efectivas fueron las medidas tomadas y en su momento, volveremos a comentarlo, sean cuales sean los resultados.