Ramón Zurita Sahagún
Demasiado pronto, pero la efervescencia de la sucesión presidencial recorre cada extremo del país, del Norte al Sur y de este al Oeste o viceversa,
Sin importar el partido, los aspirantes prospectos o ingenuos que creen poder competir en la contienda electoral de 2024, alzan la mano, sin que, la mayoría de ellos, sean tomados en cuenta.
Se corren apuestas sobre si habrá o no alianzas y, en caso de concretarse, quienes la conformarían y cuál partido pondría al candidato.
La especulación es grande y se manifiesta sobre si los mencionados que militan en el Movimiento de Regeneración Nacional se mantendrán leales a ese partido o migrarán hacia otro u otros organismos políticos que les tiendan los brazos.
Hay de todo en esta viña del señor, desde aquellos que alientan esperanzas de formar una gran alianza y abrir la contienda a la participación de varios prospectos y que sea la ciudadanía la que decida.
El asunto atrae, pero no los que propician y albergan esa ilusión, ya que se trata de la mayoría de ellos, cartuchos quemados, cuya representación y convocatoria es mínima.
Se habla de que los tres partidos que van en alianza en varios estados del país (PAN, PRI y PRD) están listo para sellar ese pacto a nivel presidencial, aunque no se ponen de acuerdo sobre los métodos de selección del abanderado y si este surgirá de tal o cual partido, o, incluso de la academia o de los organismos empresariales.
Con todo y ello, no se advierte por donde surgiría ese diamante en bruto que solamente necesite pulirse y que cuente con el carisma suficiente para atraer a los electores, principalmente a la cauda de jóvenes que votarán por vez primera en 2024.
El partido que parece no inmutarse por esos aspectos es Movimiento Ciudadano que cuenta con dos jóvenes, que, confían, podrían convocar a los más jóvenes a sufragar en su favor.
Lo único que se requiere, se afirma, es que ambos, Luis Donaldo Colosio y Samuel García, alcalde de Monterrey y gobernador del estado de Nuevo León, se pongan de acuerdo en cuál de los dos va, lo que parece estarse fraguando.
El que queda al margen de esto es el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien al inicio del sexenio se veía como su carta fuerte y hoy se les advierte sumamente alejado de esa posibilidad.
En MORENA se siguen codeando los mismos personajes, unos mejor posicionados que otros. Marcelo Ebrard sigue encabezando las encuestas y Claudia Sheinbaum se le ve cercana, mientras que Ricardo Monreal se ve lejano en las encuestas. Los demás prospectos que destapó el propio Presidente de la República no pintan ni por asomo.
La alianza tiene muchos nombres, pero la mayoría muy desdibujados y situados muy lejanos en las encuestas. Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Lily Téllez y hasta Santiago Creel no conmueven a los electores, mientras que Enrique de la Madrid, Alejandro Moreno, Alfredo del Mazo y Alejandro Murat, tendrían que hacer malvares para tratar de posicionar a un PRI que se juega su futuro el cinco de junio, en los comicios en seis estados, dos de ellos cuales están gobernados por militantes del tricolor.
La realidad es que los políticos, más que sus partidos, están envueltos en la sucesión presidencial, aunque los ciudadanos se muestren ajenos a ello.
Lo que si hay una serie de compromisos que comienzan a establecerse entre aquellos que quieren serlo y establecen pactos secretos con los que confían serían sus patrocinadores.
Aquella efervescencia que había en 2018 no parece existir, aunque, claro, las campañas y los destapes están muy lejanos y solamente aquellos que quieren ser candidatos son los que muestran nerviosismo y quisieran que ya arrancaran los tiempos electorales.
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