Luz Maria Ortiz Quintos
En los últimos días en Nuevo León hemos visto una ola de personas desaparecidas en nuestro Estado, en su mayoría son Mujeres.
Qué se ha visto al respecto:
Culpar a las autoridades por protocolos burocráticos que no permiten actuar con prontitud, exigir al gobierno por la falta de efectividad en estos casos, en los que están expuesta la seguridad, la integridad, las vidas de las personas.
Hacer manifestaciones, quemar instalaciones, pintar demandas por toda la ciudad, etc.
Todo esto, es lo que hemos visto como reacciones ciudadanas; en las que en lo personal, considero que se logra más con el diálogo, con la unión ciudadana para defender las causas justas. Sin embrago, creo que nos falta vernos a nosotros mismos y considerar.
Los delincuentes, las personas de corazón insensible al dolor ajeno, las personas capaces de lastimar, violentar, maltratar, golpear, maldecir a otra persona, nacen en una familia.
Así es que buenos y malos somos personas, pero, ¿cuál es la diferencia?
Me refiero a los buenos, como aquellas personas que viven con principios, con moral y ética, con valores universales, con una cultura de legalidad. Aquellas personas que piensan en el bien propio, tanto como en el bien del otro, personas sensibles, empáticas, responsables, amables, respetuosas que se forman en el Hogar.
Los malos son aquellas personas que carecen de respeto a sí mismos y a los demás, personas que son capaces de dañar a otra persona y al hacerlo sentir placer, personas enfermas de poder, lujuria, gula, codicia, avaricia etc.
Considero que todos somos responsables por el trabajo que hemos dejado de hacer, por buscar a quien culpar sin analizar, ¿qué estoy haciendo yo?
Somos parte de este problema social que se nos ha salido de control, por lo que cada uno, debemos asumir la parte de nuestra responsabilidad.
Deseamos personas con ética y moral en los puestos de autoridad, en todos los niveles, en todos los sectores esto es, tanto en el sector público como en el sector privado.
Deseamos ser dirigidos por personas con sentido de justicia, verdad y paz, y para ello necesitamos formar a esas personas en el Hogar, en la Familia la base de la sociedad.
Cada familia, podemos lograr la transformación tan prometida y deseada y no alcanzada.
Cada Familia debemos estar dispuestos a des aprender, vicios y malos comportamientos, para aprender a convivir como PERSONAS de bien.