jue. Jun 26th, 2025


*Hubo suicidios y desintegración de familias

Monterrey.-Ponciano Gámez Martínez es uno de los pocos sobrevivientes que trabajaron en Fundidora Monterrey, y de los que se resisten a creer que ellos los mineros y el sindicato fueron los culpables del cierre; “fue el gobierno el responsable, así inició el neoliberalismo y acabó con el combativo sindicato minero de izquierda”, añade.
Se cumplieron 36 años del cierre de Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, el ícono acerero regiomontano y de México; el 9 de mayo de 1986 el gobierno federal decretó la quiebra de la paraestatal, que dejó sin empleo y sin oportunidad de trabajo a unos 8 mil trabajadores, más otros siete mil de empresas filiales como Aceros Planos.

Hoy a la distancia, sobreviven más de dos mil trabajadores de aquella empresa nacida en 1900 con inversión privada y que al paso del tiempo tuvo como socio al gobierno, que tomó el control total de la acerera en 1977 bajo la administración de José López Portillo.
Los sobrevivientes, quienes entraron a Fundidora a laborar muy jóvenes, hoy oscilan entre los 65 y 70 años, -aunque hay uno de 55 años que trabajó los últimos dos o tres años- se agrupan en un Colectivo de jubilados y Pensionados de la Sección 67 de Mineros.

Ponciano Gámez Martínez recuerda que desde un año antes del cierre, escuchaban rumores de que la empresa cerraría sus puertas, versión que creían era para restarle fuerza al combativo sindicato minero.
Considera Gámez que se trató de una decisión política el cierre, el inicio del periodo neoliberal con la venta de paraestatales, y defiende a los trabajadores, a sus compañeros, quienes, asegura, fueron calificados de flojos y de ser los culpables de la supuesta quiebra de la empresa.
Puntualiza que los resultados por departamento que deben estar archivados, señalan que se había alcanzado el millón de toneladas anuales de acero, sin embargo, se decidió por el cierre, pese a que se había adquirido un horno japonés al oxigeno moderno para aquella época.
“Con el cierre nos estigmatizaron de revoltosos y agitadores, nos indemnizaron con menos de lo que nos correspondía y luego las empresas regiomontanas solicitaban trabajadores, pero recalcaban que no deberían ser de Fundidora, lo que llevó a la depresión a decenas, a algunos al suicidio, a familias desintegradas”.

Evaristo Hernández Duarte, otro de los ex trabajadores, también sale en defensa de sus compañeros, de su calidad en la mano de obra y de su responsabilidad, y rechaza todos los argumentos y etiquetas que les impusieron desde el propio gobierno y empresas que les cerraron las puertas a la oportunidad de empleo.
Hoy a 36 años del cierre de la acerera mantiene su postura de que solamente fue una decisión política, que abrió las puertas desde el gobierno de Miguel de la Madrid, al neoliberalismo.

Ambos ex trabajadores recuerdan el accidente del 20 de noviembre de 1971 donde murieron 16 sindicalizados y el ingeniero en turno, tras de que en el horno de aceración el recipiente con 250 toneladas de acero hirviente cayó sobre ellos. “Ese día la gran mayoría estábamos preparándonos para el desfile cuando escuchamos el silbato que prolongó más su sonido, lo que indicaba que había un accidente”, recuerda Gámez.

Desde su Colectivo buscan mantener vivos los ideales y la lucha de los trabajadores en general, el recuerdo de los mineros de la sección 67 de Fundidora, así como la realización de actividades sociales como el festejo del día de las madres que han realizado.

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