Ramón Zurita Sahagún
LA ENCRUCIJADA DE ALFREDO DEL MAZO
Conforme se acercan los tiempos para que inicie el proceso electoral en el Estado de México, crece la preocupación del gobernador, Alfredo del Mazo Maza.
Y es que el mandatario estatal vive una encrucijada, donde no atina a elegir la mejor opción para el futuro.
No se trata de la selección del candidato o candidata que propondrá a su partido (PRI) para sucederlo, sino de la ruta que seguirá en lo que está considerada como la prueba más difícil para el partido tricolor y de la alianza de Va por México.
Del Mazo Maza sabe que la decisión que asuma puede significar la proyección de su carrera política o el hundimiento de la misma.
La dirigencia nacional del PRI determinó que sea el gobernador mexiquense el que determine la selección del candidato o candidata que habrán de postular para los comicios de junio del año próximo.
En la elección del candidato radicará la posibilidad de triunfo o derrota y el rumbo de la alianza opositora para el proceso electoral del 2024.
Alfredo del Mazo sabe que tiene dos opciones, la de empujar en favor de su partido y la pretendida alianza o hacer lo mismo que hicieron sus compañeros de militancia en las elecciones de Sinaloa, Sonora, Oaxaca e Hidalgo, entre otros, que prefirieron rendir la plaza y asegurar su futuro.
La encrucijada en la que se encuentra del Mazo Maza es hacer lo propio y congraciarse con el gobierno federal o meter el acelerador y saltar a convertirse en figura política nacional.
Hasta el momento del Mazo Maza ha sido un gobernador proclive al gobierno federal, con gran acercamiento con el Presidente López Obrador, como su colega de Oaxaca, Alejandro Murat y como lo fueron en el pasado Claudia Pavlovich y Quirino Ordaz, hoy representantes diplomáticos del país.
Y aunque del Mazo Maza no se ha destacado como un operador político y ni siquiera un buen gobernante, sabe que el futuro de su partido se encuentra en gran parte en las decisiones que adopte.
Alfredo ha sido un político que ocupa los cargos por tradición familiar y que su ascenso ha sido de esa manera, siempre disciplinado y a la espera de recibir compensaciones por que su abuelo fue fundador del Grupo Atlacomulco y su padre heredero del mítico y legendario grupo.
Si del Mazo se arruga y prefiere cuidar su pellejo, el inexistente grupo desaparecerá y su partido (PRI) pasará al olvido y se convertirá en un organismo político pequeño, sin futuro. Si le entra con todo, podría ser su consagración política y aparecer como uno de los prospectos que tendría el PRI para la competencia presidencial.
Hasta el momento el partido tricolor carece de una figura con presencia que pueda entrar en la competencia por la candidatura presidencial, sea enarbolando los colores del PRI o participar en la selección de la alianza, si esta logra consolidarse.
De ganar la alianza o el PRI en el Estado de México, el posicionamiento para ambos constituiría una gran proyección hacia lo que viene (los comicios presidenciales) y la imagen de timorato y medroso que tiene actualmente Alfredo del Mazo Maza, cambiaría diametralmente.
Todo depende de la ruta que siga quien no ha logrado, hasta el momento, su consagración como político.
Sabe que, rindiendo la plaza, puede ser premiado por la 4T, pero ganando podría alcanzar la posición que ni su abuelo ni su padre consiguieron, la candidatura presidencial, aunque distante todavía de convertirse en una opción ganadora.
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En el Estado de México se reduce la lista de prospectos al gobierno estatal, la alianza (no consolidada todavía) de priistas y panistas y perredista redujo su listado a tres aspirantes, Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera y Enrique Vargas. Del lado de MORENA solamente Delfina Gómez e Higinio Martínez, continúan con posibilidades.
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