Rafael (Rafa) Elias
A mí en lo personal nunca me había tocado ver una diarrea legislativa como la impuesta por López Obrador.
En lo que a él le gustaría que fuera una “Trifecta Perfecta”, nos está agobiando con intentos de cambios constitucionales, redacción de leyes secundarias, y una línea perversa dirigida a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Quiere que el Legislativo haga cambios en la Constitución Política (donde por cierto, en la Cámara Baja hizo cambios a cinco leyes secundarias para lograr el objetivo de López sin modificar el artículo 21Constitucionaal y otros más, y con la discusión aún pendiente en el Senado) para que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) absorba y se haga cargo de los rubros administrativos y operativos de una Guardia Nacional que, construída por el mismo López, se constituyó (y así quedó plasmada precisamente en la Constitución) como una entidad CIVIL.
Ahora, en una chicanada más como a las que ya nos tiene acostumbrados López, literalmente está pretendiendo mandar al diablo a la Constitución y al apartado que de hecho se redactó al antojo y en las condiciones que López mismo dictó.
Ya no le gustó al presidente el carácter civil de la Guardia Nacional y, yendo contra todo aquello que tanto él como todos sus acólitos de Morena cacarearon sin cesar cuando se estableció este cuerpo CIVIL de seguridad, hoy quieren que el Legislativo les avale la maroma y de facto militarice al país.
Su segunda “inspiración” (por no llamarla ocurrencia, misma que dada la total falta de bases, estudios, análisis, o medida de sus consecuencias es precisamente lo que es) hoy nos es presentada como el nuevo “plan de estudios”, siendo este el segundo paso (de quién sabe cuántos) de la cancelación de la Reforma Educativa de la anterior administración.
Si en el primer paso la intención claramente fue devolver el poder y el control de la educación (y por supuesto, de sus presupuestos y recursos) a los nefastos sindicatos, ahora lo que a todas luces pretende López es implementar una más de las estrategias del foro de São Paulo.
Ahora no se asume más la obligación de educar, sino en su lugar, la de adoctrinar a niños y jóvenes desde esta generación y hasta el final de los tiempos (si López se sale con la suya), creando un verdadero ejército formado entre doctrinas socialistas que, en la mente torcida de López, “haga trascender su ‘cuarta transformación’”.
El nuevo modelo “privilegia” a la comunidad, distribuye la enseñanza mediante módulos temáticos que sustituyen a las materias tradicionales, y evalúan al alumno en base a los avances comunitarios logrados por el grupo de trabajo al que sean asignados.
Adoctrinamiento puro y falta total de asignación de responsabilidades a alumnos y maestros por igual (con métodos de medición y evaluación con toda la pestilencia de una ocurrencia más) cuyo resultado inevitablemente será un rezago educativo aún más pronunciado que el que actualmente ya sufrimos, no sólo en términos absolutos, sino relativo y respecto al resto del mundo desarrollado.
Y para terminar y cerrar la “Trifecta Maldita”, vemos a López ejercer todo el peso de una amenaza presidencial dirigida a los ministros de la Suprema Corte de Justicia con objeto de que no se atrevan a declarar como inconstitucional la Prisión Preventiva Oficiosa.
Ese adefesio de práctica es más leguleya que legal. Cualquier persona puede ser encarcelada sin juicio, sin el aval de un ministerio público que presente su justificación, y en la que ni siquiera han sido respetados los tiempos marcados por la ley como duración máxima de este “castigo preventivo.” Esto último, recién evidenciado por los más de tres años que Rosario Robles estuvo encarcelada sin acusación formal de algún delito y, por supuesto, sin que se ejerciera su derecho a un juicio.
Esto, que todas luces es una herramienta del gobierno para amedrentar, controlar, y mantener a raya a los opositores, a la prensa crítica, y a cualquier persona que se atreva a disentir de lo que el Tlatoani ordene, no debería siquiera haber sido elevada a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero ya llegado a ese extremo, y ante el claro abuso de autoridad al que se presta este tipo de encarcelamiento, López se adelantó a cualquier veredicto con críticas abiertas y amenazas veladas y no tan veladas dirigidas a los ministros.
Un auténtico tirano con alarde de cinismo, y desgraciadamente con el sometimiento total tanto de la bancada de su partido, como con la docilidad de un Poder Judicial “chamaqueado” por un presidente que consiguió infundirles el miedo de sus vidas con un par de mañaneras.
Esta Trifecta dista mucho de ser perfecta.
Esta es una verdadera Trifecta Maldita.
Mientras, los mexicanos, TODOS (incluso los seguidores de López, aunque no se hayan dado cuenta porque no quieren, porque no saben, o porque no pueden) somos y seguiremos siendo injustas víctimas del tirano de Palacio, de sus ocurrencias, y de consecuencias que me atrevo a decir que hoy en día son inimaginables.