Parte 3
Continuamos la entrevista con Abascal Carranza. Estas fueron las últimas palabras del articulo parte 2.
Por Raúl Monter Ortega
“la violenta reacción de los activistas pro-aborto, de la histeria de los medios, del gobierno de Biden y de los gobiernos de otros países, daremos cuenta en los próximos artículos, Dios mediante”
RMO, Salvador, saludando y pidiendo continuemos esta conversación que ha despertado mucho interés en los lectores de Detona.
SAC, Raúl, por supuesto continuamos. En el mundo occidental, heredero de la civilización judeo-cristiana y de la cultura greco-romana, el aborto se ha convertido en uno de los temas a discusión más importantes, si no es que el más importante, porque él ha sido la causa de la extinción de la vida de millones de seres humanos. Más grande, violento, cruel y doloroso que cualquier guerra; más que cualquier hambruna o cualquier holocausto. Según la Comisión Guttmacher-Lancet, se producen en el mundo 73 millones de bebés abortados por año. Decía Stalin, a propósito de los asesinatos que ordenaba hacer: “la muerte de un hombre es una tragedia, la de un millón es una estadística”.
RMO, que impresionante dato. A pesar de ello, la muerte violenta sigue.
SAC. Es verdad que la muerte violenta de cualquier ser humano es una tragedia, porque se le impide cumplir con el desarrollo natural de todo hombre o mujer y con su misión en la vida, y porque se extingue una promesa de vida para su familia, para su entorno y para la sociedad entera. Con cada asesinato de un hombre o de una mujer muere también, dolorosamente, una porción de la humanidad. Cuantimás, cuando el asesinato se produce en el ser más frágil, indefenso e inocente de la especie humana.
RMO, ¿cuál pudo ser el futuro de esos bebes?
SAC. De los 63 millones de bebés abortados en la Unión Americana, ¿cuántos serían hoy, después de casi 50 años, genios científicos, artistas notables, filósofos, ingenieros, arquitectos, deportistas de élite, políticos de excelencia (sin duda mejores que los que hay) o ciudadanos que estarían cumpliendo una misiónque quedó sin cumplir, porque cada ser humano es único, irrepetible y, por lo mismo, irremplazable? Y eso, sin contar con los millones de vidas que se han truncado y se siguen truncando en el seno materno en España, Francia, Alemania; en casi toda la Unión Europea y en algunos países iberoamericanos, incluyendo a México.
RMO, está claro que es imposible comparar una vida con otra, ¿verdad?
SAC. Ninguna vida se puede comparar con otra, todas son sagradas. A propósito de sacralidad: es verdaderamente escandaloso que Emmanuel Macron, “Apanicado por la victoria provida en EE UU, haya anunciado ‘sanctuariser’ (palabra inexistente en francés, quizás quiso decir “hacer un santuario”, de “sanctuaire), el derecho al aborto en la Constitución” francesa (SOS, Éducation, 8/08/2022). No cabe duda de que la batalla en favor de la vida es la batalla más importante al día de hoy. De ella depende la viabilidad de nuestra civilización. La batalla por la vida dura toda la vida.
RMO, entonces, ¿por qué se continúan aprobando leyes a favor del aborto en todo el mundo?
SAC. Todas las leyes que en Occidente se han aprobado (y se siguen aprobando) sobre el aborto son mentirosas, están hechas para engañar. Le llaman interrupción del embarazo a lo que no se puede continuar: la vida de un ser humano se extingue, es muerte. Incluso intelectuales famosos en México, como Jesús Silva Herzog, escribió hace poco, en artículo sobre el aborto, que es “terminar un embarazo”, porque no se atreve a decir (aunque lo sabe) que es lo mismo que terminar una vida, que es muerte, porque teme ser políticamente incorrecto.
Todas las disposiciones legales que permiten el aborto, hablan en términos de “salud sexual y reproductiva, y de aborto gratuito, seguro y legal”. No es gratuito, porque en casi todos los países en los que se practica, se hace a costas del contribuyente. Ciertamente tiene mucho de seguro, porque lo seguro es que, en el procedimiento, nada saludable para la mujer, el bebé muera. Y tampoco es salud reproductiva, porque la reproducción se detiene violentamente y, para colmo, muchas mujeres que abortan quedan estériles, ya sea moral, psicológica o biológicamente. Lo único en lo que aciertan es que es legal, que no es lo mismo que justo o legítimo.
RMO, es importante que el lector, entienda la muerte de un ser indefenso
SAC. Lo más desconcertante, e incluso siniestro del caso, es el uso del término legal para practicar el asesinato de un ser humano, porque es una sentencia de muerte arbitraria, sin juicio previo: unas legislaciones dicen que son 12 semanas, otras que 14, otras más que 18 y otras (como en Nueva York) hasta el término del embarazo, es decir, a los nueve meses. Cumplido el término legal, o antes de cumplirse, cabe preguntar al legislador partidario del aborto: ¿A qué hora es justo matar al ser humano más frágil e indefenso? ¿Al despuntar el día, al mediodía, por la tarde o en la obscuridad de la noche? ¿A qué horas exactamente se convierte, milagrosamente, ese montón de células- cosa que repiten a las pobres mujeres que van a abortar- en un ser humano? ¿Qué pruebas científicas pueden aportar los legisladores y los abortistas, de que lo que se saca troceado del útero de la mujer no es un ser humano? Científica, filosófica y antropológicamente ya somos, todos los seres humanos, lo que íbamos a ser hace un minuto, hace un día o cien, y seremos lo que ya éramos hace nueve meses, un año o 90. Desde la fecundación, hasta la muerte somos los mismos, ¿Por qué les aterra tanto a los legisladores abortistas el concepto de “concepción”? ¿O es que, a estas alturas de los avances de la ciencia, no saben cómo se procrea un ser humano? ¿No lo aprendieron en la escuela en la clase de biología? ¿A qué clase de científicos consultan los legisladores que condenan a muerte a los seres humanos que no se pueden defender? Algún legislador, de esos, ¿puede dudar de que algún día fue cigoto, embrión, feto y bebé?
En breve, daré seguimiento a la entrevista, nos vemos en la parte 4