Clara Villarreal
El segundo acuerdo del libro “Los cuatro acuerdos” del Dr. Miguel Ruiz, dice: “No hagas suposiciones” y nosotros siempre creímos que Isabela sería la isla de mayor turismo y donde habría más opciones para elegir entretenimiento, pero nos equivocamos, y eso precisamente sucede cuando suponemos antes de tener conocimiento de algo. Isabela es la isla más austera de las Islas Galápagos, en ella encontramos pocos turistas, muchas personas locales y un ritmo de vida totalmente familiar. Presenciamos equipos locales de futbol femenil y varonil; quienes se citan por las noches para llevar a cabo sus torneos, en una cancha frente a la plaza principal. Este lugar se disfruta por su total austeridad y por el suave ritmo de su cotidianidad y por las largas horas de continuo caminar disfrutando de la isla. Hacer snorkel es una salida obligatoria, así que decidimos contratar este servicio en el segundo día, esta experiencia se quedará grabado por siempre en nuestra memoria. Un atractivo el cual ningún turista debe perderse es el recorrido “Las Tintoreras”. Su nombre de debe por las grietas de lava volcánica que ha formado una especie de canales y puentes y que se ha convertido en el lugar favorito de descanso de los tiburones tintoreras. Al día siguiente subimos a una lancha, y junto a nosotros una familia de cinco integrantes, una mujer guía y nosotros dos. Después de 10 minutos de navegación llegamos al islote. Bajamos de la embarcación con el conocimiento de que la marea estaba baja, esto nos daba la gran oportunidad de ver más cerca el fondo del mar y así ver diversos animales marinos durante el recorrido. Ya dentro del mar pudimos ver gran cantidad de especies, pero lo que más nos sorprendió fueron las estrellas de mar color morado, y por la emoción nos fuimos quedando mucho más atrás del grupo y de la guía quien encabezaba el recorrido; al grado de no poderlos ver a simple vista, solo pudimos ver que entre más avanzábamos más nos acercábamos a los canales donde el grupo ya había entrado. Cuando entramos por los canales, las paredes eran angostas, oscilaban entre 1.5 a 3 metros de ancho y la profundidad era de 2 a 3 metros. Seguimos nadando y abajo de nosotros pasamos tres tiburones tintoreras dormidos, una adrenalina pura, salimos del canal impactados, seguimos el recorrido y más adelante volvimos a entrar a otro canal, este nos recibió con dos tiburones igualmente dormidos pero lo que sucedió más adelante a mitad del canal realmente no estaba en nuestros planes. Ya entrados en el segundo canal con el grupo totalmente fuera de nuestra vista, me encuentro a mi acompañante tomado de las paredes haciendo presión con sus brazos, algo está mal pensé, y le pregunté, ¿qué pasó? – su repuesta fue: “hay cuatro tiburones, tres dormidos, pero uno de ellos está despierto, inquieto, el piso está muy bajo, la arena esta suelta, no veo nada solo lo veo nadando de un lado a otro y volver atrás es encontrarnos con tres más, ¿qué hacemos? Continuará… Twitter: @claravillarreal