Rafael (Rafa) Elias
“T” de TRAICIÓN: “No mentir, no robar, no traicionar” ha sido uno de los muchos mantras repetidos ad nauseaum por el presidente. Tres mentiras tan grandes como la esperanza que despertaron entre los ciudadanos, pero probablemente la más dolorosa fue precisamente la falsedad del “NO TRAICIONAR.”
López se ha cansado de fallarle a los votantes, incluso a aquellos que aún lo apoyan inexplicablemente, probablemente porque aún no se han dado cuenta de la magnitud de la traición presidencial y los efectos que esto tendrá sobre ellos, sobre sus hijos, y sobre los hijos de sus hijos.
Desde mi personal punto de vista, la más cínica y cruel traición se ha dado contra los más pobres, los más vulnerables, comprando sus votos (literalmente) con dádivas que a la gente les sirve de poco o nada, pero que a este gobierno descarado le ha servido para amenazar a quienes las reciben, en tiempos electorales.
“Primero los pobres” no fue más que otra grandísima mentira, aprovechándose de las necesidades urgentes de la gente para crear un verdadero ejército de dependencia, que, por cierto, ha crecido en más de cuatro millones en número, solo en lo que va de este desastroso sexenio.
“T” de TERQUEDAD: A ninguna persona medianamente pensante se le escapa el hecho de que López es el presidente más terco y necio que ha tenido México. Y no hay que confundir terquedad y necedad con tenacidad. Las dos primeras, han hecho de este personaje un ser intolerante, autoritario, para el cual sólo su voluntad vale, sólo sus designios cuentan. Una persona incapaz de escuchar otras voces (probablemente por la ineptitud de sus asesores, si es que los tiene) aunque mucho más probable por su personalidad mesiánica que, con el poder, se ha vuelto una enfermedad mental que le impide ver las cosas con el más mínimo deje de objetividad o pragmatismo. Su terquedad se ha convertido en dogma, en su particular y personal “verdad absoluta”. Incuestionable, inamovible, incapaz de hacerle ver o reconocer error alguno. ¡Y vaya que los ha habido!
“T” de TOTALITARISMO: Todo, absolutamente todo, tiene que pasar por él. Como dijo algún político de antaño: “en México no se mueve ni la hoja de un árbol sin que se entere el presidente”. Pero en el caso de López, en México … ¡no se mueve ni la hoja de un árbol sin que lo ORDENE el presidente! Todo es controlado por este personaje: los medios, la narrativa, los recursos, los permisos, la inversión (y la desinversión), los “programas sociales”, la salud, la seguridad, la educación, el ejército … y hasta el crimen organizado al cual le ofrece todas las facilidades para poder mantener precisamente ese autoritarismo al nivel más alto y tóxico. No se cree presidente; se cree emperador, rey, tlatoani … como Usted quiera llamarle, pero a fin de cuentas, el “mandamás”. Nada ni nadie está por encima de él: ni la lógica, ni la ciudadanía, ni las leyes … ¡NI EL PAÍS! Simplemente es el peor tipo de “gobernante que cualquier nación puede tener.
“T” de TRAGEDIA: Nunca el México moderno había sufrido tanto por los efectos de las “decisiones” de un tirano. Todos quienes tenemos ojos para ver, oídos para escuchar, y cerebro para pensar y discernir, nos damos cuenta de la destrucción que avanza cada día bajo la bota todo poderosa de López en el cuello de todos y cada uno de los mexicanos (hasta de quienes lo apoyan, e incluso, como muestra de la gravedad de esta “T”, de quienes forman parte de su círculo cercano, a quienes se les exige “lealtad ciega” so pena de sufrir las consecuencias). La grandeza de este gran país está siendo puesta en riesgo por un personaje tenebroso, cínico, mentiroso, ladrón, y sí, como dijimos al principio: traidor. Los dos años que quedan de este “gobierno” pintan mal, se percibe la consolidación de la gran tragedia mexicana. Se percibe la decadencia y la destrucción de las instituciones, de los pesos y contrapesos, de los elementos que podrían impedir llegar a la máxima tragedia de volver a México una dictadura.
Esas son las verdaderas “Cuatro ‘T’s”.
Y como dije antes, el que quiera ver, que vea.