Por Salvador Hernández LANDEROS
La renuncia por jubilación del fiscal general, Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez, no es más que el tiro de gracia por un ajuste de cuentas políticas.
El retiro del cargo no lo operó Samuel García, porque no está en sus facultades. Quien lo hizo fue uno de sus asesores, un exgobernador más experimentado.
En ese ajuste de cuentas, hay varios cómplices, quienes con interés tejieron fino de acuerdo a su conveniencia muy particular y, además, partidista.
Al Fiscal, quien asumió en el 2018, le quedaban 18 meses en el cargo. Quienes crean que se fue por jubilación y por una notaría andan bien norteados.
Tampoco fue por el caso de la joven Debanhi Escobar. Tal vez el detonador fue el de Yolanda Martínez, cuando en un video entró en ruta de colisión.
Fue el pasado 11 de mayo cuando el fiscal general, en un video en redes sociales dijo: “A usted señor gobernador, le toca protegerlas y evitar su muerte”.
El gobernador, por más descalificado que pueda estar, es y será siempre el gobernador. En política el jefe manda. Y si se equivoca, vuelve a mandar.
Además, recordar que Gustavo Adolfo arrastraba problemas. En el 2001 asumió como presidente del TSJ y permaneció los sexenios de Nati y Rodrigo.
En periódicos y portales hay mucha historia de sus desatinos y ambiciosos intereses por el recurso público que involucra a colaboradores apreciados.
Si quiere conocer más pormenores de la renuncia, en www.diariodigitalmx.com los encontrará, cuestión de buscar en los artículos que les proporcionamos.
Sus títulos son: “Resuelven o se van” (abril /28/2022. Y “Gustavo tiene medio boleto de avión” (julio/ 29/ 2022. En ellos hay detalles ligados a esto.
chavalolanderos@yahoo.com.mx