En este día la Iglesia celebra una fiesta solemne por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja solo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante.
¿Y sabias qué, todos estamos invitados a ser santos?
Que de acuerdo a la creencia católica que por Fe conocemos, todas las personas tenemos esa posibilidad… ser santos
Algo que no es una tarea sencilla, si analizamos la vida de los Santos como un Francisco de Asís que dejó una familia, riqueza, lujos y comodidades por una vida de castidad, humildad y pobreza.
Una Madre Teresa de Calcuta que sin miedo a contagiarse de todo la clase de enfermedades que tenían las personas que ayudaba, personas pobres, enfermos terminales y abandonados por todos ella atendía, cuidaba y acompañaba en sus peores días hasta llegar a la muerte.
Son Santos que nos enseñan que siendo personas humanas, pero con un corazón generoso y lleno de amor al prójimo y a Dios, pasan por esta vida, haciendo siempre el bien.
Santos jóvenes como Antonio Sánchez del Río, que prefiriero morir antes que renegar de su FE en Cristo.
Pero la invitación a vivir la Santidad es para todos, tanto los consagrados como los laicos, entregando cada día lo mejor de sí mismo a los demás, haciendo siempre el bien, ayudando al necesitado y no porque nos sobre, sino dando de lo que tenemos.
Ojalá se pudiera pensar en vivir sin tanto materialismo, apariencia y pretensión.
Y educarnos para ser personas amables, empaticas, y generosas; pero el mundo pretende crear expectativas de consumo y solamente viva ahora.
Pensar que ser bueno, no sirve, es la idea más equivocada que una persona puede tener, porque precisamente esos son los santos personas que a pesar de lo qué vivieron, como los trataron, lo que les dijeron; siempre actuaron con bondad para todas las gentes que trataban o conocían.
Así es que, hacer el bien, siempre y en todo lugar, te puede hacer Santo.
Luz María Ortiz Quintos
Instituto Nacional de Consultoría Familiar ac