Cada vez que usted va al médico e inicia su expediente de salud, registrará las enfermedades que como una maldición, están escritas en su código genético y que son transmisibles de generación en generación.

De la misma forma que la enfermedad degenera su cuerpo, el pecado
degenera su alma y su espíritu; así, de generación en generación cargamos con un código de conductas heredadas que nos hacen susceptibles de caer en la tentación, errar al blanco y caer heridos de muerte.

¿Ha notado que hay familias donde el cáncer, la diabetes o las enfermedades mentales son una constante?

¿O que otras padecen de manera regular conductas como el suicido, la ansiedad, el adulterio, las mentiras o incluso la incredulidad de generación en generación?

Jesucristo sabe que no son los sanos, sino los enfermos los que tienen necesidad de un médico, y no ha venido a llamar a los justos, sino los pecadores al arrepentimiento, para salvarlos y romper estas y muchas más ataduras que desconocemos en muchos casos.

¿Conoce usted las maldiciones generacionales que lleva cargando? ¿Cuáles ataduras añadirá usted a sus descendientes?

El evangelio es locura para el mundo, pero para el que cree, es poder de Dios para salvar.

El médico puede hacer una evaluación de la salud de su cuerpo, pero sólo su Creador puede hacerlo de su alma y su espíritu. ¿Cree esto?

Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo.
Solo la Verdad le hará verdaderamente libre.
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