Óscar Tamez Rodríguez
Francisco I. Madero junto a José Ma. Pino Suárez fueron acribillados el 22 de febrero de 1913 por órdenes de Victoriano Huerta en confabulación con los golpistas y el embajador de EUA.
Como se escribió en “Política e Historia”; Madero fue víctima de sus decisiones o mejor dicho, sus indecisiones. No por ello merecía morir como sucedió a eso de las 22:00 horas del 22 de febrero al ser trasladados de Palacio Nacional a la entonces cárcel de Lecumberri.
Según el reporte que diera Huerta a la prensa, tal cual se registra en la edición del 23 de febrero, en el periódico “El Independiente”: “Tres grupos de maderistas asaltaron de improviso a la escolta tratando de liberar a los prisioneros y los custodios ante el peligro de ser arrollados dispararon sus armas sobre los agresores y éstos al contestar el fuego mataron al expresidente y al exvicepresidente de la República”.
Entre el 18 y 22 de febrero se suscitaron los hechos que entristecieron a la nación. Primero fue la firma de renuncia por los mandatarios: presidente y vicepresidente; luego el 19 la aprehensión de Gustavo Madero quien muere torturado por órdenes del usurpador; finalmente la difusión del rumor respecto a que los depuestos gobernantes saldrían refugiados a Cuba.
Todo es parte de una telaraña donde el embajador de EUA tenía papel estelar con el fantasma de la invasión a territorio nacional por parte de los vecinos frente a las políticas nacionalistas implementadas por Madero, mismas que afectaban los intereses económicos norteamericanos.
Consumados los asesinatos, sentado Huerta en la silla presidencial y agotada la supuesta invasión, el cuerpo diplomático se reúne en torno al usurpador, algunos pensaron que aquello concluía la etapa de inestabilidad del maderismo.
El país no quedaría en calma, Venustiano Carranza creyendo contar con el respaldo de otros gobernadores maderistas, desconoce a Victoriano y convoca a un levantamiento, la cita se concreta el 26 de marzo de 1913 en la hacienda Guadalupe de Coahuila, lugar que cede el nombre al Plan de Guadalupe donde se convoca a apoyar al ejército constitucionalista.
Carranza sufre el vacío de muchos maderistas, el gobernador de Sonora, es uno de ellos. Finalmente, con apoyo de militares afines, Carranza se designa como jefe del ejército constitucionalista y en el Plan señala que asumirá la presidencia del país al derrocar al usurpador.
Al conocer Villa los acontecimientos, regresa al país de su exilio en EUA y reconstruye su ejército en apoyo al proyecto constitucionalista. Mientras las armas avanzaban, en el senado, los días 23 y 29 de septiembre de 1913 el entonces senador chiapaneco Belisario Domínguez, dirige sus discursos contra el usurpador, lo que provoca la ira de éste quien ordena su ejecución.
El 23 de septiembre escribe y expresa Belisario Domínguez: “El pueblo mexicano no puede resignarse a tener por Presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fue asesinar cobardemente al Presidente y Vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular…”.
El 29 de septiembre reafirma su petición por exigir la renuncia de Huerta; las consecuencias no se esperaron, el 7 de octubre es secuestrado y asesinado por leales al ilegal mandatario, incluso su lengua fue cortada en “mensaje por sus discursos”. Hubo reacciones y persecuciones en el poder legislativo, la caída del usurpador estaba cercana.
Hubo que esperar al 15 de julio de 1914 para alcanzar la salida del usurpador junto a Blanquet con rumbo a España.