Roel Guajardo Cantú
Una de las características más relevantes de la Nueva Escuela Mexicana, NEM, tanto en la Educación Básica como en la Media Superior, consiste en la forma en que se relaciona con la comunidad en la que se desarrolla el proceso educativo, en involucrar a quienes constituyen el entorno escolar en los objetivos y acciones que se realizan en el plantel.
Se busca contextualizar el conocimiento científico en el ámbito de las comunidades educativas a partir de la realidad en la que viven los alumnos, se detectan los problemas susceptibles de ser convertidos en proyectos comunitarios en los cuales se aplicarían los conocimientos científicos que la escuela busca trasmitir.
Para lograr lo anterior, el liderazgo del director es fundamental. Sin este liderazgo resulta imposible lograr el éxito como comunidad educativa y alcanzar los propósitos de la NEM.
Sin embargo, no es sencillo ser líder, estar capacitado para dirigir los esfuerzos del colectivo y sacar adelante con éxito a la comunidad educativa, entre otras razones debido a que las comunidades no son iguales unas a otras, por lo que el director debe, primero que nada, tener sensibilidad, estar capacitado para captar las sutilezas que le presenta el entorno y, a partir de ellas, detectar las situaciones que pueden dar pie a proyectos comunitarios que sirvan para los fines educativos.
“El director, al tener acceso a todo el proceso educativo que se presenta en la comunidad escolar, tiene una visión de conjunto, de lo que la comunidad en donde se desarrolla el proceso espera de la educación y de lo que alumnos y maestros esperan de esta” tal y como lo planteamos en nuestro libro “El director de escuela como líder de proyecto”.
Este es solo el inicio pero también es uno de los más relevantes, debido a que si no se logra conseguir que los actores del proceso educativo se involucren no solo intelectual sino también emocionalmente en él, es improbable que se alcancen los objetivos.
Ese involucramiento no es fruto del azar, requiere de acciones planeadas y llevadas a la práctica por el director del plantel, quien debe, primero, entender el contexto en que se desarrolla el proceso educativo, las motivaciones de los actores involucrados y, con base en ello, establecer las estrategias a seguir.
No es suficiente que se conozca el contexto, es necesario que también se tenga claro las herramientas con las cuales se cuenta para llevar adelante el proyecto que se haya seleccionado. Una vez definido el proyecto, resulta necesario construir el ambiente en el cual se desea desarrollarlo para que tenga mejores probabilidades de éxito.
Además debe entenderse la dinámica que se seguirá para que la comunidad en conjunto adopte como suyo el proyecto y se comprometa con él. Que los participantes asuman el proyecto como propio y estén dispuestos a llevarlo a cabo hasta su final. Por supuesto que este es un proceso que requiere resiliencia y esta hay que construirla, construcción que depende en gran medida del liderazgo del director como lo plateamos en nuestro libro.
Si bien existe un programa sintético de aplicación nacional, es necesario que los maestros, en conjunto con el director, establezcan el programa analítico mediante el cual se contextualizan los contenidos y, por supuesto, el programa sintético.
Resulta fundamental que en todo este proceso, el director tenga claro hacia dónde se dirige el proceso, de otra forma, se puede extraviar todo el proceso y no lograrse los objetivos.
Como puede observarse, no se trata de una labor que pueda llevarse con desaliño, sino que requiere de toda una planeación, pero también de la capacidad de responder ante los retos específicos. En otras palabras, requiere de una sólida preparación y liderazgo del director.
Las instituciones deben, según nuestra perspectiva, dedicar importantes esfuerzos y recursos para capacitar a los directores, ya que ellos constituyen uno de los factores fundamentales para el éxito de la NEM. No capacitarlos implica iniciar el proceso con pocas probabilidades de llevarlo a un buen destino. El director de escuela es el líder del proyecto.
De hecho, consideramos que la capacitación de directores y maestros constituye la piedra angular de la NEM, ya que en el proceso de sustituir un paradigma educativo por otro, se puede llegar a una situación en la cual lo nuevo no acaba de ver la luz, en tanto que lo viejo no desaparece del horizonte.