dom. Dic 22nd, 2024

Por Salvador Hernández LANDEROS

Qué afán de Samuel García de insultar y ofender con su impropio vocabulario. No conforme, ofende a los carretoneros al emplear el mismo lenguaje.

El gobernador, se supone, es una persona educada, con estudios profesionales y doctorados. En los planteles donde estudió le enseñaron a comportarse.

Con su forma de expresarse hace quedar mal a las instituciones universitarias donde se formó. Además, se está llevando de encuentro el seno familiar.

Dice vox populi que “la educación se mama en casa”. El aprendizaje escolar en escuelas o colegios. La formación profesional en las aulas universitarias.

Se está volviendo común que Samuel salga con expresiones como “babosadas”, “idioteces”, “jorobando”, “joder” y otras que han salido de su “ronco pecho”.

Jorobar” es sinónimo de “molestar”, “fastidiar”, “importunar, “mortificar”, “fregar” y hasta “joder”, está última que tiene como malsonante el “putear”.

Además de esas palabras, está la forma de decirlas. Pareciera que expresarse de esa manera le da para envalentonarse como “El Valiente” de la lotería.

No se trata de pegarle al mojigato ni al santurrón. Todo bien nacido conocemos esas palabras y otras peores. El compromiso de ser padre, implica educación.

Comparar es odioso. Sus recientes antecesores, José Natividad (por cierto, su asesor) y Rodrigo, nunca en público, expresaron “babosadas o idioteces”.

Tal vez pretenda imitar a Jaime Rodríguez, quien empleaba vocabulario soez, que más bien era un “trompabulario”, sin ofender “la trompa de un marrano”.

Un carretonero es un personaje peculiar que tiene un modo de hablar vulgar que emplea palabras groseras y malsonantes, al cual no hay necesidad de ofender.

chavalolanderos@yahoo.com.mx

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