Gerson Gómez
Nos aplasta la ciudad. La mala tonada de una canción acrisolada. En la urbe no hay poesía. Edificios a medio construir o a medio llenar. Da lo mismo. Los cobardes, los canallas y el concreto son las flores del paisaje. Clausuramos la postal de la semana mayor. El gasto lo multiplicamos por tres. Mal comer en plazas infestadas de otros con el mismo fastidio. Las playas espinan a los ángeles de poca ropa. Solo la industria hotelera con justa mentira inflama los precios. Le llaman alta demanda al incremento. A reventar las bocas de los autobuses. Carteristas y taxistas afiliados a la CTM controlan el tráfico de los compartimentos. Indigentes hay caminos por andar. Caray México tan acariciado y bendecido. Desaparecen cientos y aparecen miles de los perdidos. Solo cuando la policía hace su trabajo. Otra vuelta de tuerca al clavo en la cruz. Viva la desgracia, el subempleo, el nearshoring y hasta el nuevo técnico argentino de la selección nacional. Desde Texas en la frontera los peregrinos ya pagaron las mandas en San Marcos y South Father Island. Cero infracciones. Historial clean. Nada de felonías. Todo en regla la aseguranza. Happy easter. En la cara del mundo, los turistas del fin de semana. Comer, beber, fumar y jugar. Éxodo invertido. El retorno de los avionados del optimismo. Como México no hay dos. Hasta en las filas, para pedir permiso, sabemos reconocer al vecino disfrazado de yuppie de los 80tas. sonico2@hotmail.com