Teresa Sepúlveda
Más allá del universo observable, pueden existir “otros universos”, donde los eventos suceden fuera de nuestra realidad. Según algunas teorías científicas son los llamados “Multiversos”.
Por ejemplo, usted puede ver que la refinería dos bocas está sin terminar. Pero al mismo tiempo, hay una realidad separada y paralela en otro universo, donde el presidente Andrés Manuel ya terminó la obra y cortó el listón de inauguración.
Estas realidades alternas del presidente AMLO tienden a repetirse una y otra vez. Sus universos son mega fantásticos.
Recordemos el extraño caso de la rifa de un avión de 218 millones de dólares; donde el presidente logró que los mexicanos comenzamos a soñar lo que pudiéramos hacer si fuéramos los dueños del Boeing 787 Dreamliner, ese “que no tenía ni Obama”.
Pero en realidad no se entregó ningún avión. En cambio se determinó que habría 100 ganadores y que estos, recibirán 20 millones. Ah y por cierto, algunos premios los hicieron ojo de hormiga.
Recientemente se presentó la compra de algunos activos a Iberdrola, que el presidente calificó que era “el rescate de la CFE y una nueva nacionalización de la industria eléctrica”, pero resultaron ser un acuerdo con tintes neoliberales.
El trato fue entre un fondo de inversión privado, “México Infrastructure Patners FF” y la empresa española Iberdrola; y también está involucrado un Fondo Nacional de Infraestructura y un fideicomiso del gobierno federal.
Para AMLO la corrupción se acabó al llegar su gobierno; en México no se produce fentanilo, ya no hay espionaje político… Este fascinante universo, parecido a la utopía que escribió Thomas Moro, es, la realidad alternativa del presidente.