En el patio de la casa de mi esposo había un árbol de Pagua que trajeron de El Limón, Tamaulipas, y que después de varios años, no daba frutos.

Con la idea de derribarla, pidieron consejo al abuelo Manuel y él les dijo que para que diera paguas, debían darle una buena regañada y unos cintarazos.

(Y no me malentienda, no estoy promoviendo la furia ni la violencia, sino la acción oportuna y contundente)

Al año siguiente del correctivo, la Pagua se llenó de frutos y no hubo necesidad de cortarla.

La Biblia nos ense{a que Dios liberó a un pueblo de la esclavitud y lo adoptó como si fuera su propio hijo, le enseñó a comportarse, a vivir ordenadamente en sociedad, a tratar como hermanos a los demás y a buscar el bienestar del extranjero, el huérfano, la viuda y el siervo.

Pero como todo hijo en crecimiento, necesitó ser corregido (no violentado) cada vez que éste se rebelaba contra Su diseño y Sus instrucciones y no solo no daba buenos frutos, sino que requería ir a ser rescatado nuevamente de sus malas decisiones.

Porque es necesario que la Pagua dé paguas, que el Naranjo, naranjas y el Manzano, manzanas, conforme a la semilla que hay en ellos.

Dios corrige a quienes ama, como corrige un padre a sus hijos, porque así como a la Pagua, no quieres cortarla, sino que dé los frutos que se espera de ella, y Dios espera que demos los frutos de acuerdo a Su semilla en nosotros y que no seamos incoherentes.

Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.

“Tres años seguidos he venido a ver si esta higuera ya tiene higos, y nunca encuentro nada. Córtala, pues sólo está ocupando terreno”- dijo el dueño del terreno.  El encargado le contestó: “Señor, deje usted la higuera un año más. Aflojaré la tierra a su alrededor, y le pondré abono.  Si el próximo año da higos, la dejará vivir; si no, puede ordenar que la corten.”»

No seamos tentados a usar de forma incoherente nuestra identidad. Fuimos diseñados para dar frutos, buenos frutos.

¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo.  Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.

Pr. 3:12 |  Hb. 12:6-7 | Hb. 12:11 | Lc. 13:7-9

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