dom. Dic 22nd, 2024

Óscar Tamez Rodríguez
Al conocer la muerte de Francisco I. Madero, el caudillo retorna a México de su exilio autoimpuesto en El Paso, Texas para cobrar cuentas con el usurpador Victoriano Huerta.
Con apenas ocho o nueve hombres cruza el río Bravo y comienza a reconstruir su ejército, al poco tiempo ya contaba con un grupo considerable. Como él mismo relata en Memorias de Pancho Villa, escrito por Martín Luis Guzmán, acepta la invitación de Venustiano Carranza para integrarse al ejército constitucionalista en lo que sería la segunda y más cruenta etapa de la revolución mexicana, la acontecida entre el 19 de febrero de 1913 cuando el usurpador secuestra la presidencia y el 15 de julio de 1914, cuando renuncia al cargo.
Villa es un personaje protagónico, echado pa´ adelante, líder nato; cualidades que le llevan a chocar con los liderazgos políticos de la revolución.
A partir de su integración al ejército constitucionalista como jefe de la división del norte, padecerá las consecuencias de su rebeldía, su autosuficiencia y el celo de Carranza que deriva del protagonismo en el de Durango.
Es probable que su origen campesino y su pasado de forajido, sin clase ni ascendencia en la sociedad de inicios del siglo XX, sean factores que contribuyeron al rechazo que le propiciaban los revolucionarios políticos, los de formación académica o militar, los surgidos desde las mismas zonas del poder.
Quizá por ello Madero no lo incluyó en su círculo, no era del roce social, algo similar debió pasar con Carranza y posteriormente con Álvaro Obregón, Pablo González y Plutarco Elías Calles.
Si debemos ubicar las zonas con mayor impacto de Villa y sus fuerzas armadas, ubicamos su influencia en los estados de Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes y Guanajuato. Ahí es donde construye su fama de estratega que traspasa su tiempo y llega al presente.
Con Madero sale del anonimato para ser conocido como un buen líder militar, incluso por sobre Huerta y Orozco, con Carranza se consolida como el estratega y principal factor en el derrocamiento al usurpador.
Entre sus principales aciertos militares se deben contar los triunfos en Chihuahua, la toma de Torreón, la victoria de Paredón y el éxito en Saltillo lo cual le lleva a presumir que recupera Coahuila para Carranza, algo que no debió agradar al jefe de las fuerzas constitucionalistas pues ni él ni los ejércitos del noreste al cargo de Pablo González pudieron derrotar las fuerzas de Huerta.
Villa se conducía «muy sobrado», esto preocupaba a Carranza pues temía creciera tanto que fuera incontenible, por ello intentó que no avanzara de Torreón a Zacatecas y de ahí al sur del país hasta tomar la ciudad de México. El centauro quien no era ingenuo supo identificar el celo de jefe constitucionalista y finalmente rebasarlo, en ese momento se inicia un viaje de ruptura sin retorno.
El incumplimiento de Carranza con relación al plan de Guadalupe y no aceptar los resultados de la convención en Aguascalientes dará como resultado la confrontación armada entre carrancistas y villistas, sumando a Emiliano Zapata del lado villista.
Hasta ese momento las aspiraciones políticas de Villa son menores, era un hombre protagónico, deseoso y destinado a emerger de entre el montón, alguien que se apropia a cúmulos de todo aprendizaje.
En este período aprende de política-militar, de política internacional, diplomacia y hasta del ejercicio de gobierno; la vida le empuja a ser un nuevo hombre. Deseoso de estar en la historia, pero marginado por quienes hacen la historia.
Villa no era dúctil frente al poder político.

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