Raúl Guajardo Cantú
Ayer fue el día de las madres, muchos festejamos, otros conmemoramos o recordamos a nuestra madre, pero hubo un grupo de ellas que no pudieron festejar junto a sus hijos, son aquellas que por alguna u otra razón hoy no pueden localizarlos.
No son personas a las que se les ha declarado muertas, sus familiares no los pueden llorar como sería el caso, por ello viven en la incertidumbre acerca de lo que les haya sucedido.
Si bien el Derecho Humano más importante es el Derecho a la Vida, ya que si alguien la pierde, no importan los demás DDHH. Cuando se muere no puedes ni ejercerlos, ni disfrutarlos.
Quizá el Derecho a una vida digna y libre de violencia sea el segundo más importante de los DDHH, pero estas madres que se encuentran en la terrible situación de no saber qué pasó con sus hijos, no pueden alcanzar a disfrutar de ese derecho porque alguien se los arrebató, muy probablemente por la fuerza y día a día viven una violencia por lo menos psicológica.
En el país según a quién se le pregunte, hay más de 100 mil personas desaparecidas, independientemente de los cientos de miles que han muerto en medio de la violencia desatada en el combate al crimen organizado.
Son 100 mil familias, 100 mil madres que no saben qué pasó con sus hijos, cientos de miles de personas más que desearían saber qué pasó con sus seres queridos, padres, hermanos, hermanas, hijos, sobrinos.
Quizá, aprovechando las fechas, las autoridades locales pudieran hacer la parte que les corresponde para intentar traer un poco de paz a esas madres que piden a gritos la vuelta de sus hijos, o por lo menos la certeza de lo que haya sucedido con ellos.
Si no pudieron protegerlos, por lo menos deberían intentar el traerlos de vuelta, en la condición que sea, permitir a sus madres, a sus familias, cerrar el círculo de la incertidumbre y así continuar con su vida.
Como sociedad es lo menos que podemos hacer, ya que no pudimos protegerlos.