dom. Dic 22nd, 2024


Óscar Tamez Rodríguez
Felipe Calderón arriba a su gobierno en 2006 en medio de una crisis postelectoral, sin legitimidad debe tomar protesta entrando por la puerta trasera del Congreso; literal, le hacen un boquete a la pared para que entre.
La caída del sistema político mexicano se da con José López Portillo y con Carlos Salinas se resquebrajan las instituciones político-electorales, pero con Calderón el país se sume en un momento de ingobernabilidad.
Se promueve en su campaña como el candidato de las manos limpias y del empleo; pero al llegar a Los Pinos arma una guerra contra la delincuencia organizada para consolidarse en el poder.
Es cierto que la violencia y el control de muchos territorios del país estaban en manos de la delincuencia, pero luego de dar palos al avispero, aquello se puso color de hormiga.
Se presume que debió pactar con las fuerzas armadas para tener su apoyo y mantenerse en el poder, en ese momento, se inició la ruta en la cual, 13 años después, no se ha podido detener la rueda, por el contrario, se ha crecido en ambos males, la ingobernabilidad provocada por la delincuencia y el control de instituciones civiles a manos de las fuerzas armadas.
Calderón debió ceder para mantenerse, lo hizo con las fuerzas armadas igual que entregó el alma al diablo, perdón a doña Elba, la Teacher, quien se adueña de la educación pública en el país.
Para el 2007, se habían implementado las reformas político-electorales demandadas por Andrés Manuel López en la Constitución del país. Las más significativas fueron la no intervención de los gobiernos ni organismos públicos o privados en las campañas, así como una mayor fiscalización de los recursos.
El artículo 134 constitucional incluye un párrafo en el cual se señala que toda propaganda gubernamental debe prohibir la difusión de algún servidor público, político o partido.
En materia de comunicación social, queda en control del INE la contratación de publicidad, ahora nadie puede comprar espacios en radio o televisión a favor o contra partidos o candidatos, las redes no se legislan pues aún no existían o no eran consideradas como un factor de influencia electoral.
Andrés Manuel López nunca dejó de autollamarse presidente legítimo, jamás retrocedió en su reclamo, ni a pesar de que sus propuestas de legislación electoral quedan incluidas en la Constitución.
Mientras insistía en su guerra contra el narco, pierde a sus dos brazos fuertes, ambos titulares de Segob; primero a Juan Camilo Mouriño, campechano cercano en confianza y lealtad al mandatario, el otro fue Francisco Blake Mora, el primero retornando de San Luis Potosí y el segundo de Morelos. En ambos casos quedó la duda sobre si fue accidente o la delincuencia los derribó.
Frente a su decrecimiento, Enrique Peña Nieto crecía en popularidad con el apoyo de las televisoras quienes promovían su imagen de rockstar, en la izquierda López Obrador se mantenía en su intento por alcanzar la candidatura presidencial, lo cual logra con el avasallamiento de Marcelo Ebrard.
El presidente impone a Josefina Vázquez Mota como candidata, inteligente mujer de personalidad gris. Recuerdo un sopt donde aparecía sentada junto a un escritorio que le quedaba alto, se veía pequeña e indefensa, ese mensaje en su imagen fue la constante de la campaña.
Gana la elección del 2012 Enrique Peña Nieto, su triunfo fue legal y legítimo, el PAN se relega a un tercer lugar y AMLO queda en un segundo lugar que no le permite impugnar.
Con Calderón se desatan los demonios de las armas, las oficiales y las ilegales, ambas matan civiles.

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