Gerson Gómez
No sale de su vivienda en Valle Poniente. Solo para ir a trabajar al centro de Monterrey. De regreso a casa ve los grandes edificios. Piensa como una señora bohemia burguesa. Aspira a dejar esa casa nada modesta para ir a un barrio mejor. Llena su agenda con reuniones en zonas residenciales de San Pedro Garza García, en el Santa Catarina floreciente y algunas en Monterrey. Para nada ninguno de los otros municipios. Son peligrosos, con problemas tan complejos. Ajustes de cuentas, secuestros, venta de narcóticos, drenajes reventados, niños sin tres alimentos al día, abuelos abandonados, madres solteras y casas de interés social, sin nada de patio o con fecha de vencimiento en proceso de ejecución. Nuestra secretaría de Participación Ciudadana juega en una cancha privilegiada. Por las tardes bebe té con las vecinas. La encuentran curiosa. Güerita simpática. Sabe hablar mucho. Además, les lleva las promesas del gobernador García Sepúlveda para mejorar el espacio vital. Todos, incluyen a niños de ocho años en delante, pueden decidir el destino y uso de los dineros de los impuestos. Con esa seguridad, los perritos ya no defecaran en los espaciosos jardines del vecino. Tampoco los trabajadores domésticos, los mozos, cocineras y amas de llaves, tomaran nada de sus magnánimos patrones. Las cámaras instaladas en el municipio, además de las avenidas de primer mundo, sin baches o desniveladas, harán más simple el carpool por la mañana. La doctora Ximena Peredo Rodríguez sonríe al lente de los foto-periodistas. Su rebeldía de los 20 y 30 años pasó a la madurez de los bobos. El asunto de falso testimonio y de difamación avanza. También esa idea de hacer votar a niños ya fue amparada. No se puede llevar a aplicar. Cien millones de pesos bailando en el aire de la participación estatal. Veinte millones de pesos, de resultar culpable, mientras el amparo continuo vigente, del asunto de falso testimonio. Ese es el dedo de Dios, en la protuberancia redonda en su frente de solsticio. sonico2@hotmail.com