Cosas del Tony
Por: Antonio Sánchez R.
Para quienes esperaban los resultados electorales del Estado de México para establecer parámetros para el 2024, tendrán qué esperar un poco, pues los números arrojados en esta elección impiden ver con claridad lo que podría ocurrir dentro de un año, en el cambio de estafeta presidencial.
Y es que fueron mayoría quienes decidieron no salir a votar el pasado domingo 4 de junio, dando pie a un triunfo muy cerrado de la candidata de Morena, Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral, candidata de la coalición “Va por México”, quien en primera instancia se había declarado ganadora y posteriormente reconoció su derrota.
Desde hace muchos años, el principal enemigo de los procesos electorales ha sido el abstencionismo, mismo que por lo regular alcanza cifras increíbles y que ha llegado a alcanzar más del 50 por ciento, como ha ocurrido en esta ocasión en el Estado de México.
La jornada electoral en cuestión había sido catalogada como un “termómetro” en el que se mediría le temperatura política para el próximo año. Elecciones para gobernadores en el Estado de México y en Coahuila, en las que Morena había anticipado que “barrería” en ambas entidades.
No fue así. En el Estado de México, Delfina Gómez ganó con apenas un 1.5 por ciento más que Alejandra del Moral, porcentaje que se podría cerrar más, e inclusive variar y ser favorable a Alejandra, pero al parecer no van a pelear nada y la estrategia sería analizar por qué la gente no salió a votar, por qué panistas y priístas se abstuvieron de ir a las urnas.
Por lo que toca al estado de Coahuila, los morenistas no barrieron, sino que fueron materialmente barridos por un candidato que alcanzó casi un 60 por ciento de los votos, en una participación bastante alta, que estuvo muy cerca del 60 por ciento, misma que no dejó lugar a dudas del sentir de los coahuilenses.
Sí, vemos casi un 60 por ciento de participación en Coahuila, pero un 40 por ciento o más, de abstencionismo, es preocupante, es una señal de que poco menos de la mitad de los electores no se interesa por decidir quién los va a gobernar o quien los va a representar en los diferentes puestos de elección popular.
Pero los números más preocupantes, sobre todo para Morena, son los del EdoMex, ya que las cuentas no les salieron, pues prometieron “barrer” y las escobas les salieron defectuosas, porque por poco y les acomodan una derrota que hubiese puesto las cosas color de hormiga.
Aquí, el abstencionismo fue grosero, grotesco e insultante y si alguien le apostó a eso, si alguien se dedicó a inhibir el voto de panistas y priístas, la verdad que genialidad, pero al mismo tiempo, que vergüenza, pues crear divisiones no es parte de una verdadera democracia, sino todo lo contrario.
“Divide y vencerás”, reza un viejo adagio y al parecer, esta fue la estrategia utilizada por los estrategas de Morena para minar el poderío político que indiscutiblemente tienen tanto el PAN como el PRI en esa entidad, sobre todo el PRI, quien no había perdido una sola elección de gobernador en la historia.
¿Qué viene? Pues el panorama se torna interesante, pues sin un parámetro sobre el cual basarse para anticipar nada, la elección presidencial va a estar más peleada de lo que se imaginan. Todo mundo piensa en los 30 millones de votos obtenidos por AMLO en el 2018, pero pocos piensan en que a esos 30 millones habría qué restarle más de la mitad, a quienes se han visto desencantados por la escasa o nula respuesta del gobierno federal. Mal hacen los que pandean la burra antes de tiempo…