MONTERREY, NL.- La Secretaría de Igualdad e Inclusión firmó un convenio de colaboración con Round Foods para promover la minimización y la valorización de residuos orgánicos, impulsando la economía circular.
Este acuerdo permitirá reforzar la Estrategia de Hambre Cero en Nuevo León que busca erradicar la carencia alimentaria en 430 mil personas que viven en la entidad y erradicar el desperdicio de alimentos en el estado.
Durante la firma, la Secretaria de Igualdad e inclusión, Martha Herrera, señaló que trabajar en conjunto permitirá desarrollar acciones enfocadas en atender a la población que vive en pobreza alimentaria y que, de acuerdo con cifras del Coneval, representa el 23 por ciento de la población nacional.
El convenio con Round Foods representa un primer paso hacia la concreción de inversiones en infraestructura sostenible que promueva el rescate de alimentos, contribuyendo en la lucha contra el hambre y el desperdicio de alimentos en el estado.
“Lo que buscamos es desarrollar las bases y los mecanismos para que podamos apoyarnos y colaborar, así como llevar a cabo diversas acciones que estén alineadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030”, dijo Herrera.
La funcionaria explicó que la Estrategia Hambre Cero forma parte de la política social del Gobierno de Nuevo León, llamada “La Nueva Ruta: Incluir para ser Iguales”, la cual se compone de una red de cinco vías que con las que se busca garantizar la cobertura total de todos los derechos sociales como alimentación, salud, vivienda, educación y trabajo.
“La estrategia Hambre Cero nos ha convertido en el primer estado a nivel nacional en abordar esta problemática de manera integral e ir más allá de los esfuerzos asistencialistas”, puntualizó.
Durante la firma participaron Jean Pierre Azañedo, Presidente de Round Foods, y la Subsecretaria de Protección Social y Oportunidades de la Secretaria de Igualdad e Inclusión, Dulce Adriana Alejandre Mora.
Round Foods es una empresa de inteligencia, rescate y valorización de residuos orgánicos que no son aprovechables para consumo humano, pero que pueden ser transformados en alimentos de calidad para animales de consumo humano, a un precio competitivo y a favor de los pequeños y medianos productores agropecuarios.
Su modelo además de reducir el desperdicio de alimentos, busca cerrar la brecha de la población que hoy participa en actividades de manejo de residuos y que tienen condiciones laborales desfavorables.