El tesorero del equipo se acercó a su Líder con un beso y le saludó afectuosamente. Entonces Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes?, y los que venían con él se acercaron, echaron mano de él y le prendieron.
Muchas veces, como Judas, hemos llamado a Jesús: maestro. Lo besamos con cariño, nos despedimos de Él y lo entregamos a nuestros propios deleites, con tal de hacer lo que nos parece mejor.
Y Jesús que lo sabe todo, y conoce nuestro corazón, aún así nos llama amigo, para refrendar que Su amistad es verdadera, y darnos la oportunidad de arrepentirnos y suplicar su perdón.
Dice el proverbio que “el hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano”.
Jesús no nos llama siervos, nos llama amigos.
Si llamamos a Jesús amigo, vamos a tratarlo como tal.
¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Pr. 18:24 | Mt. 26:49-50
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