Gerson Gómez

En el filme la narrativa es contundente. Los Ángeles California, ciudad moderna, con serios problemas e índices de inseguridad, crimen y relaciones del poder con las células de los cárteles.

Relámpago azul, el helicóptero, con tecnología de punta. Piloto y copiloto, seleccionados entre los mejores. Cámaras de video y sensores infrarrojos de calor. Entre las desventajas, el carácter voyerista de los pilotos en las rondas nocturnas.

Nuevo León parece, de manera burda y poco sensata, la misma calamidad angelina. Su gobernador, usando el discurso triunfalista del gobernador Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien, en una sola jugada de dados, rebasó al antecesor, Jaime Rodríguez Calderón, con el dron armado de piezas unifuncionales.

Samuel carece del permiso de la SEDENA. Aún no artillado, es vehículo exclusivo del ejército. Ni como medida disuasiva, en el cielo contaminado del área metropolitana de Monterrey.

Jaime debió regresar el dron. Con la perdida del adelanto financiero y las multas por cancelar la compra. Tropezón, caída y atropello a la tesorería de Nuevo León.

Samuel Alejandro, al usar el bróker, rebasó varias leyes mexicanas del ejército y del estado.

Sucederá lo mismo, si el golpeteo bucólico y rustico de los medios de comunicación, hinchan a la opinión pública del dispendio. Al consignar a quienes hicieron el requerimiento, desde la secretaría de seguridad estatal. Los chivos expiatorios en todo el proceso de adquisición del juguete bélico.

La audiencia espera.