Fondo Político
Por: A. C. Guerra
El municipio de Santa Catarina vivió una época muy oscura, una etapa en la que el abuso del poder y la corrupción se apoderaron de la administración municipal, imponiendo condiciones que llevaron a un atraso indignante debido al uso indiscriminado del erario público más en cumplir caprichos y prebendas que en el desarrollo de la obra pública y el beneficio social.
Casi una década fue la que permaneció un grupo político al que se le impuso un sobre nombre que le venía como anillo al dedo: El Cártel de la López. Y decimos que el nombre le venía (y le viene) como anillo al dedo porque su forma de actuar fue y ha sido digno de cualquier organización delictiva, con ramificaciones en prácticamente todas las zonas del municipio.
A tanto llegó el poder de esta organización, que se dieron el lujo de llevar a la alcaldía a un verdadero “don nadie”, a un desconocido cuyo máximo mérito fue el haberle cargado el maletín a su jefe, quien además, era el “jefe de jefes” del cártel, quien se había encumbrado y posesionado de los hilos políticos del mismísimo partido a nivel estatal.
La compra de conciencias y voluntades, además de votos, fue la premisa impuesta por Víctor Manuel Pérez Díaz, máximo líder del Cártel de la López, quien desde su arribo a una regiduría y posteriormente a la diputación local fue tejiendo lo que sería un verdadero coto de poder en que convertiría a Santa Catarina ya sentado en la silla de la alcaldía y, posteriormente, con el arribo de Héctor Castillo, dirigiéndolo como verdadero títere y extendiendo sus tentáculos por todos lados.
Y mientras las huestes de Víctor Pérez y él mismo disfrutaban su “Jauja”, el municipio se iba sumiendo en el más indignante atraso, sin obra pública, con servicios públicos de lo peor y con un ambiente de terror en cuanto a seguridad pública, además del acoso a empleados que no comulgaran con las ideas de quienes detentaban el poder.
Pero dicen por ahí que todo principio tiene un final y éste llegó en cuanto el “Títere” Castillo salió de la alcaldía y tomó su lugar Jesús Nava, quien impuso orden en la administración municipal, recuperó el control de todas las áreas, echó fuera a todos los simpatizantes de Pérez y su pandilla, terminando de paso con la corrupción en que se había sumido el municipio.
La tarea no fue sencilla. Chuy Nava aguantó y sigue aguantando las embestidas del Cártel que encabeza Víctor Pérez y en muy poco tiempo ha revertido todo lo malo de casi una década, con obra pública a la vista de todos y con servicios públicos eficientes y de primera, sin olvidar que las arcas municipales están saneadas y sirviendo para un propósito principal: el beneficio social.
Uno de los principales aciertos de Chuy y que le permitieron erradicar los malos manejos y la corrupción fue el deslindarse no sólo de Víctor Pérez, sino también del partido que lo llevó a la alcaldía y que era prácticamente lo mismo o, como quien dice, era la fuente misma de la corrupción, pues está claro que tanto a nivel municipal como en el estatal, ahí nomás los chicharrones de Víctor truenan.
Insistimos, el trabajo y el esfuerzo desplegados por el alcalde de Santa Catarina ha sido grande y los resultados están a la vista, convirtiéndolo en uno de los mejores alcaldes del área metropolitana, algo que ni en sueños lograron sus inmediatos antecesores, quienes se distinguieron más que nada por perseguir, antes que nada, sus intereses personales, antes que los de la ciudadanía.
Y es un hecho que, tras este papel que ha desarrollado el alcalde santacatarinense, de manera automática se convierte en aspirante a repetir en la alcaldía y seguramente tendrá la aceptación de la ciudadanía, para seguir disfrutando de los grandes beneficios de una administración municipal eficiente.