jue. Sep 19th, 2024


Gerson Gómez Salas
Ambos llegaron a la frontera norte. Llevados por la visión evangelística. De ser la luz y la sal en la humanidad.
Eligieron Nuevo León. La cercanía con la frontera porosa. Cada habitante, con quien recibía la oportunidad de la conversación, le mostraba lo correcto de la decisión.
Ya era el momento de formar iglesias. Pasar del culto clandestino a la visibilidad certera. En Santa Rosa Apodaca y en el centro de Monterrey, en las calles de Aramberri y Guerrero, frente al Mercado Juárez.
Organizados por la Convención Bautista del Sur de Estados Unidos de América, los primeros servidores, adquirieron el predio actual. Donde no se puede crecer para ningún lado. La oportunidad, en su tiempo, de hacerse del terreno donde se edificó la ahora también desaparecida Chocolatera, les habría dado oportunidad de cumplir con el proyecto inicial. La nave del templo al centro, rodeado por jardines.
La buena labor de Thomas Westrup y de Santiago Hickey era ya una realidad. Los herederos del Westrup, varias de sus ramas, son plenamente identificables en la vida nacional en el siglo XXI.
Benjamín Salinas Westrup, el patriarca de Salinas y Rocha, fue uno de los más notables vendedores al menudeo. Además de abrazar la fe evangélica bautista comulgó con la masonería, siendo maestro y padrino de muchos regiomontanos, entre ellos, mi abuelo.
Uno de sus nietos, Ricardo Salinas Price, dueño de Elektra, Televisión Azteca y varias empresas ramificadas, no conserva la bonhomía de su antecesor. El tío Ritchie, desde el mediterráneo, acusa de perversos y comunistas a los trabajadores de la S.E.P.
Nos sorprende la publicación de la carta del posicionamiento del Reverendo Rolando Guzmán Gómez, presidente de la Convención Nacional Bautista, sobre el tema educativo, rechazándolo de manera grotesca y humillante.
Olvida por mucho la labor del irlandés Santiago Hickey y de Thomas Westrup al venir a México en los años antes de la revolución. Llegaron a traer las buenas nuevas, la medida de la gracia. No a involucrase en el cochinero de la política.
Donde sin pensarlo, el presbítero Rolando Guzmán Gómez, lanzó hacía arriba excremento, funcionando como sindicalista religioso, en un tema terrenal.

Por Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *