sáb. Dic 21st, 2024

Clara Villarreal

¿Hasta dónde llega el ego o la necesidad económica de un “doctor”? Historia real. Julieta, una mujer de 34 años, llevaba dos largos años preocupada por las pequeñas bolitas que sentía en sus senos. A pesar de visitar a su ginecólogo regularmente, él le aseguraba en cada visita con el ultrasonido que le realizaba, que no era nada serio. Julieta, casada y madre de tres niños pequeños, quería creerle a su médico de confianza, pero su intuición maternal y el persistente dolor en sus senos la hicieron dudar. Las bolitas continuaban creciendo y causando más molestias con el tiempo. Un día, su esposo decidió que ya era suficiente y que necesitaba una segunda opinión. Hicieron cita en un hospital donde un radiólogo especialista en imagen de mama podría evaluar su situación de manera más precisa. Cuando llegó el día de la consulta, Julieta y Nicolás estaban nerviosos pero esperanzados de obtener respuestas. La doctora radióloga sin evidencia de sus estudios anteriores le realizó una mamografía y un ultrasonido. Al finalizar, le dijo a Julieta que necesitaba hacerse una biopsia para confirmar lo que las imágenes reflejaban: un cáncer avanzado. La doctora al salir del cuarto de ultrasonido no pudo sostener el llanto, aquello que sentía era rabia de saber que un colega le había robado a Julieta dos años de tratamiento y la posibilidad de muchos años de vida. La biopsia reveló la noticia que Julieta temía: tenía cáncer de mama con metástasis al hígado. La noticia la dejó atónita y asustada. Había confiado en su ginecólogo durante dos años, quien no había identificado la gravedad de su condición. Ahora, estaba en una situación mucho más complicada debido a la demora en el diagnóstico. La doctora radióloga explicó a Julieta que, aunque el ginecólogo era competente en su área de especialización, no es un experto en diagnóstico de cáncer de mama. Lamentablemente había caído víctima de una mala interpretación de su ginecólogo, quien por ego o necesidad económica la tiene justo en una situación entre la vida y la muerte. “Zapatero, a tus zapatos”, es un recordatorio de que, en cuestiones de salud, es esencial que cada médico se mantenga dentro de su área de especialización para proporcionar el mejor cuidado posible de las personas. Julieta inició su tratamiento y actualmente está en quimioterapia esperando una buena respuesta… Julieta: realmente no conozco tu nombre, pero solo quiero decirte que tu caso será motivo para ponerle alto a quienes por ego o necesidad económica toman decisiones por encima de la salud de sus pacientes. Todos los que lean este editorial, elevemos una oración por ella y su familia. 🙏 Dios contigo! Twitter: @claravillarreal contacto@claravillarreal.com

Por Admin

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