mié. Sep 18th, 2024

Clara Villarreal
“Pero sépanlo todas y todos: Para nosotras el odio no es una opción”. La actriz mexicana y activista de la Iniciativa Spotlight Cecilia Suárez levantó la voz por nosotras las mujeres en la 78va Asamblea General en la sede de Nueva York de la ONU. Me comprometo a compartir su discurso para que estas palabras queden grabadas en piedra hasta que la frase “Ni una más” deje de existir. “Por momento nos quedamos mudas, incapaces de pronunciar palabra cuando nuestros ojos recorren las cifras registradas de agresiones, abusos, violaciones y muerte contra las mujeres en el mundo entero. De tan apabullantes, pareciera que buscan asesinar nuestras palabras. Incapaces de articularse ante el dolor, el horror y la ceguera, que no únicamente continúan, sino que parecen crecer”. Nos quedamos afónicas, incapaces de encontrar el verbo o el sustantivo para no gritar, para convertir la rabia y el dolor en una propuesta que conmueva y que convenza. Lo irónico es que no nos queda otro camino sino hacernos siempre de palabras que traduzcan en ideas las vidas cegadas, quebrantadas y rotas de millones de mujeres y niñas. Escuchen, por favor: En 2017, 87.000 mujeres fueron intencionalmente asesinadas. De esas 50.000 fueron por compañeros íntimos, sentimentales o miembros de su propia familia. Entonces, volvemos a preguntar, ¿qué se odia de nosotras? ¿La sumisión? ¿La rebeldía? ¿Las preguntas? ¿El hartazgo? ¿La resistencia? ¿A quién se odia en nosotras? ¿A la madre? ¿A la amiga? ¿La hermana? ¿A la esposa? ¿A la amante? ¿O simplemente a cualquier mujer? ¿Porqué se nos odia? Si triunfamos, como las futbolistas españolas coronadas recientemente campeonas del mundo, nos odian. Si fracasamos, también nos odian. Pareciera nuestra condena a un oscuro callejón sin salida, puesto que nada parece mitigar esa rabia sorda, ese odio visceral a las mujeres y todo lo que ellas representan. Pero sépanlo todas y todos: Para nosotras el odio no es una opción. Fuera de toda duda, las mujeres del mundo hemos tenido logros alcanzados con tesón, convencimiento y especialmente, amor y compromiso por la vida, la paz, el respeto y la comprensión de nosotras mismas y de los demás. Hemos hallado todos los caminos, abierto todos los canales de comunicación, todas las maneras de pedir, de exigir, de construir. El esfuerzo institucional está haciendo visibles estos resultados, pero es frágil de cara al mañana, pues depende del convencimiento de quienes tienen en sus manos la necesaria y urgente continuidad de esta iniciativa. Por eso las palabras siguen siendo nuestras aliadas más poderosas, las que permiten abrir mentalidades, exponer realidades, manifestar nuestras propuestas, compartir los caminos. Son las palabras las que nos permiten considerar que la educación es un espacio esencial de ese esfuerzo por transformar los pensamientos y las actitudes que nos esclavizan a todos. Porque el dolor y el quebranto no pertenece únicamente a las víctimas sino también a quienes agreden. Una educación pública y privada que como un dique prevenga que las nuevas generaciones adolescentes y jóvenes dejen de considerar que la violencia de género no existe y que los cuerpos y vidas de las mujeres existen para satisfacción de quien quiera emplearlos, objetivarlos y desecharlos. Basta revisar el histórico esfuerzo que hemos hecho en el simple convencimiento de que nuestro cuerpo es solo nuestro. Me atrevo a considerar, que llegará el día en que las palabras mismas se transformen y compriman mientras las mujeres del mundo emitimos un grito imperecedero que abarque el universo conocido con un Basta ya. Ni una más.” – Cecilia Suárez. Twitter: @claravillarreal contacto@claravillarreal.com

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