Hay un tesoro puesto en ti y en mí, pero está revestido por un vaso de barro. Usted y yo somos ese vaso porque Dios quiere recordarnos lo frágiles que somos.
Él no nos hizo de acero inoxidable, sino del polvo de la tierra, para recordarnos que la excelencia no es nuestra, sino Suya, por lo que Él ha puesto en nosotros.
Y vamos por ahí, creyéndonos indestructibles y sufriendo porque no lo somos.
Dios le pidió al hombre que tratara a la mujer como a un vaso más frágil también, recordándole que él también lo es, y que si no se manejan con cuidado, se herirán el uno al otro, porque un vaso quebrado siempre corta.
Si te falta vida y aliento porque te sientes que te desmoronas como la tierra seca, deja que el Alfarero te tome en Sus manos y con un poco de agua viva, te dé forma de nuevo.
En el torno todo da vueltas, pero en Sus manos estás seguro. No temas al fuego de la prueba, revelará tu carácter y te dará forma.Serás capaz de soportar y contener cosas que como polvo nunca habrías imaginado.
Así es la locura de Dios, que no le confió al contenedor de hierro el tesoro, sino al de barro.
Usted y yo, somos ese barro animado, que revela el tesoro que Dios ha puesto dentro, ý que nos enriquece.
¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
2 Corintios 4:7
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