mié. Sep 18th, 2024

Charlas de taberna

Por Marco H. Valerio

La oscuridad de los eclipses es un engaño, uno que invita a levantar la mirada para ver cómo el Sol pasa de ser un círculo radiante a un agujero negro en el cielo, “pero no debemos sucumbir a esa tentación; aunque la Luna oculte al astro, a su alrededor se formará un halo por donde seguirá filtrándose la luz solar con la misma cantidad de rayos ultravioleta e infrarrojos de siempre, por lo que una breve exposición a ellos bastará para quemarnos la retina”, afirma el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, David Lozano.

Por ello, el académico pide hacer un alto y reflexionar sobre todo lo que pondríamos en riesgo de no actuar con responsabilidad. “¿Imaginas no apreciar con nitidez la cara de tus padres, hijos o hermanos? No realizar tus actividades diarias tal y como antes. Éstas son algunas de las tantas cosas por las cuales deberíamos tener cuidado”.

Si miramos al Sol en condiciones normales nuestra reacción instintiva será achinar los ojos, lagrimear y apartar la vista, pero durante un eclipse las reglas cambian, pues cuando la Luna oculta al astro es mucho más sencillo clavar la mirada en el cielo sin pestañear, lo que le permite a la luz entrar en nuestros ojos y provocar una retinopatía solar. “A eso me refiero cuando digo que, en esos momentos, es un engaño la oscuridad”.

El académico Lozano sugiere no mirar directo a un eclipse siquiera por un instante, “pero eso no quiere decir que pida a la gente encerrarse en casa con las persianas abajo. A mí me llevaron a ver mi primero a los siete años y fue una experiencia que me marcó. Salgamos a disfrutar de este espectáculo, pero si lo hacemos, que sea con responsabilidad”.

Las opciones para observar cómo el Sol es ocultado por la Luna son muchas. Una es conseguir una caja de cartón y perforarla para crear una pequeña cámara oscura, como aquellas con las que se tomaron las primeras fotografías de la historia, y otra es verlo a través del follaje de los árboles, la opción favorita de muchos pues permite contemplar sobre el suelo cientos de pequeños eclipses que lucen como diminutas monedas cintilantes a las que, poco a poco, va devorando la oscuridad.

“A ambas estrategias se les llama métodos indirectos, pero si queremos levantar la vista y observar al eclipse, debemos hacerlo siempre con los filtros adecuados”, advierte el médico no sin antes subrayar que las gafas de Sol, por más oscuras que nos parezcan, no sirven de absolutamente nada. “Cualquier lente empleada para observar tales eventos debe tener un certificado especial, el ISO 12312-2”.

Al respecto, el profesor Lozano recomienda adquirir estos productos en sitios de confianza o a través de instituciones de renombre, pues no es inusual que circulen por ahí todo tipo de productos apócrifos en redes sociales o portales.

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