Cosas del Tony
Por Antonio Sánchez R.
De unos años para acá, la figura del “cacique” se había venido difuminando de manera gradual, a tal grado de que ya es muy raro que alguien pudiera percibir la existencia de algún personaje que se ajuste a tal papel. Son otros tiempos y la verdad, no hay cabida para este tipo de gente.
Los “caciques” no siempre fueron gente mala, por supuesto que no. En muchos casos se trataba de gente muy respetada, con un alto grado de influencia entre la gente y que destacaba de entre todos por las buenas decisiones que solía tomar y que por lo regular llevaban un beneficio colectivo.
Pero desafortunadamente, los malos “caciques”, aquellos que veían más por sus propios intereses que por los de la comunidad, los que abusaban de su poder y riqueza aplicando la máxima de que “nomás mis chicharrones truenan”, fueron los que le dieron esa oscura fama al “cacique”.
Hace unos días, nuestro imberbe FosfoGober tuvo un exabrupto que nos hizo recordar a esos malos “caciques”, a los de la política “chicharronera”, a esos que solían conseguir sus objetivos a la “malagueña”, por la fuerza e, incluso, utilizando la violencia.
Decir que el “Prian” se irá “a la chingada” de Nuevo León suena a amenaza abierta y descarada, nacida del fracaso permanente en sus intentos por manejar los hilos del congreso local, para así conseguir que todas “sus” iniciativas y caprichos sean aprobados sin problemas.
Y es que pese a todos los recursos económicos aplicados para “convencer” algunos legisladores locales de que abandonen las filas de sus partidos y se sumen a las de Movimiento Ciudadano, hasta ahora no ha podido hacerse de una “mayoría” que le permita conseguir sus objetivos.
Desde aquellos tiempos en que por la vía plurinominal llegó al congreso local, nuestro ahora mandatario ya daba visos de que su principal arma para avanzar era su lengua. Hablar, hablar y hablar has ido su divisa preferida y en ese hablar sin parar, no repara en que de repente sele “van las cabras p’al monte.
Luego vino su etapa como senador, en la que se aventó la puntada de que se quitaría el nombre si no conseguía que Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”, renunciara a la gubernatura. Bueno, ya todos sabemos que Jaime Heliodoro no renunció, terminó su sexenio y aunque tras su salida fue acusado de varios delitos y puesto tras las rejas, finalmente salió libre, dejando en ridículo a sus acusadores, específicamente al Gober en turno.
En esa misma etapa de senador, nuestro insigne personaje dijo que él les enseñaría “a gobernar”, cuando su función era legislar y no gobernar, pero ya puesto en el camino de la gubernatura, prometió “echar a la vieja política” para entrar a una “nueva política”, lo cual no se ha visto por ningún lado, pues sus estrategias están basadas en lo mismo de siempre, esto es, la “vieja política” sigue estando más que vigente.
Las promesas se han sucedido una tras otra, casi tan frecuentes como sus viajes al extranjero, viajes que la mera verdad no han servido más que para llevar de paseo a su familia y amigos más cercanos. Han sido los peores años de Nuevo León, “aderezados” con una crisis del agua que no se ve para cuando se vaya a terminar.
Y ahora, embistiendo como vulgar “cacique”, promete terminar con la oposición que representan al PAN y el PRI, al menos en el congreso, siendo para él una piedra demasiado molesta en sus zapatos. Como no queriendo, el FosfoGober vuelve a abrazarse de la “vieja política”, pues pretende tomar tooodo el poder, para que, como aquellos viejos “caciques”, lograr que “Nomás sus chicharrones truenen”. ¿Qué tal?