Óscar Tamez Rodríguez
Todo indica que habrá tres candidatos a la presidencia de la república, la de las izquierdas, la de las derechas y la o el del centro izquierda. El triunfo pasa por las planillas de candidatos que les acompañen.
Claudia Sheinbaum tiene la difícil tarea de colocar a su amigo y hombre confiable, Omar García, o aceptar que el partido (Morena) le imponga a Clara Burgada bajo el argumento de que es equidad y destinan la CdMx como una de las entidades para mujeres, aunque sabemos que la designación sería mandato desde Palacio Nacional.
En el mismo territorio la alianza del PRIAN y PRD señala que lanzará una encuesta y con ella decidirán la candidatura, sabemos que tal como en la 4T, las mafias del poder decidirán; basta recordar que Claudia y Xóchitl surgen del descarrilamiento a sus coequiperos.
Cierto es que Paredes nada tenía que hacer en la contienda, su inteligencia no aporta a la hora de votar y su otrora carisma no da para ganar votos de jóvenes, profesionistas, urbanos y otros perfiles del país ajenos al priismo o Tlaxcala.
Para Claudia la mejor opción se llama Omar pues es quien más votos llevaría a la elección, es quien obtendría más votos en los territorios no morenistas y en los cuales la exjefa perdió la elección intermedia del 2021.
Para Xóchitl lo ideal sería que la candidatura de la CdMx la ocupe alguien con acreditación social, no una persona impuesta desde el reparto del botín entre los líderes de los partidos.
El problema para el PRIAN es que nadie con dos dedos de frente competiría contra Omar García en una elección donde Claudia es la rival a vencer y la operación gubernamental trabajaría como aplanadora. Lo probable es que en esa posición pongan algún novato o a quien negocie otros espacios por el batazo de sacrificio.
Claudia necesita de las nueve candidaturas fuertes, su personalidad no le alcanza para cargar en hombros a los candidatos a gobernador; suficiente tiene con el resto del país donde jalará la marca en las alcaldías de muchas ciudades, así sean estados morenistas o no. En campaña un candidato débil arrastra consigo a la candidatura presidencial y aunque la candidatura mayor empuje a los candidatos menores, siempre requiere de éstos para la suma de votos.
Xóchitl requiere de candidatos fuertes, dispuestos a hacerle la campaña en esos nueve estados para meter más contundencia en las entidades sin campañas a gobernador. En el caso de la prianista, su fuerza dependerá en mucho de las candidaturas menores.
En el caso de MC, si fuese Samuel García el candidato, tiene dos armas secretas (no tan secretas) que le sumarían votos en el país. Una de ellas es su esposa, conocida en toda la nación como “Marianis” y convertida en una rockstar para jóvenes y mujeres de las 32 entidades. La otra arma secreta es el alcalde regio quien su presencia y acreditación es de talla nacional.
Los tres personajes en campaña tienen lo necesario para construir votos suficientes en favor de Samuel y si las condiciones no se dan para Xóchitl, efectivamente rebasarla en la votación.
Xóchitl es una creación de Palacio Nacional y eso lo entendió el líder de Morena, a tal que dejó de darle argumentos a la prianista, con lo cual ella se desploma en su crecimiento.
Claudia tiene a favor y en contra la imposición del “jefe”. Xóchitl tiene a favor y en contra la presencia de los partidos y sus chantajes. Samuel tiene a favor y en contra su disruptiva personalidad que seduce a jóvenes y tercera edad.
Las nueve gubernaturas serán determinantes para los tres candidatos y su potencial triunfo presidencial.