Raúl Guajardo Cantú
Hace apenas una semana señalábamos que si bien Marcelo Ebrard difícilmente se mantendría en Morena, ni él ni sus seguidores habían realizado alguna acción o hecho alguna declaración que hiciera la ruptura con ese instituto político inevitable.
Marcelo cuidó las formas sabedor de que en política las derrotas no son para siempre, como tampoco lo son las victorias, quizá esperando hasta el último momento para tomar una decisión que le fuera por lo menos aceptable, si no la mejor desde el punto de vista de la imagen.
Ebrard sabe que en la política hay que aprender a tragar sapos sin hacer gestos y va a tener que mostrar qué tamaño de político tiene.
Ahora bien, quizá el recordatorio/advertencia que realizó el presidente López Obrador el pasado viernes fue el empujón que necesitaba Marcelo para no iniciar una aventura fuera de Morena, como se podía esperar, o la derrota de Claudia en la contienda por la CDMX fue para él una señal de que ahí podría haber una oportunidad.
De ahí que si bien no era algo esperado al cien por ciento, tampoco resulta tan raro el hecho de que Marcelo haya preferido quedarse en Morena, quizá evaluando la posibilidad de que, dadas las tensiones internas que se están presentando en este partido, él pueda encontrar un espacio en el equipo de Claudia que seguramente lo necesitará para enfrentar a los duros que hasta hace poco se alineaban con ella, pero que ahora intentan rebasarla.
Luego de que gente que apoya a Clara Brugada en CDMX le ganó la partida a quien encabeza las encuestas para ganar la presidencia de México, seguramente en cuanto termine la campaña Claudia buscará no verse en el papel de una presidenta sin poder, subordinada a grupos duros de su partido, ahí es donde quizá tenga un espacio Marcelo, como un asesor, más que como un operador, ya que como vimos eso no es lo suyo.
Lo interesante será observar en qué condiciones trabajará Marcelo y cómo le hará para asegurarse de no ser utilizado y posteriormente desechado como aparentemente lo fue en esta ocasión.
Vamos a ver si aprendió la lección o si, como dice la canción, siempre cae en los mismos errores.