dom. Dic 22nd, 2024


Raúl Guajardo Cantú
Los primeros minutos del próximo sábado 2 de diciembre nos darán una idea clara de lo que será la campaña de Samuel para la presidencia de la República. En términos legales no debería haber problema, el Congreso nombra un gobernador interino y este asume el cargo durante los próximos 6 meses para los cuales se le otorgó licencia al ahora precandidato único de Movimiento Ciudadano y futuro candidato presidencial del partido naranja.
Hasta ahí todo claro, el tema es que por razones que no viene al caso reseñar en este artículo, Samuel García no quiere acatar lo que mandatan las leyes de nuestro estado: es el Congreso quien tiene facultades para nombrar interino y no él, aunque ya haya designado a Javier Navarro para quedar encargado del despacho.
Lo más probable es que el gobernador tenga pensado generar una situación que de facto sea problemática, aunque legalmente no haya siquiera sombra de duda de lo que debe ser, aún y cuando un juez laboral de la CDMX le haya concedido un amparo para que el Congreso deba nombrar el interino por unanimidad y que este sea un miembro de Movimiento Ciudadano, ello interpretando el fallo de las autoridades electorales.
Si, amparándose en la decisión de este juez, Samuel se niega a entregar la oficina a quien sea nombrado por el Congreso local y con ello intenta generar una situación de conflicto de facto, aunque no legalmente, lo más probable es que su objetivo sea denunciar que “la vieja política” le está atacando para que no supere a su candidata, Xóchitl Gálvez.
Impulsado por esa narrativa seguramente intentará dar la apariencia de que él ya está muy por encima del FAM y su candidata y con ello catapultarse para cumplir con su cometido: por un lado impedir el triunfo de Xóchitl, pero por otro posicionar a su partido, MC, como la segunda fuerza política del país.
El problema es que es una apuesta arriesgada, que confía en que la gente no entiende quién tiene la razón jurídica en este caso, y no es él, para de esta forma hacerse la víctima y que la gente vaya con la víctima, con el ofendido.
Samuel sabe que esa narrativa lo posicionaría en un lugar importante de la elección, no importa si es el segundo o el tercero, lo que quiere es aparentar fuerza, cumplir con su objetivo, ya si en el trayecto Nuevo León sufre, eso será otro tema.
Por su parte, los diputados locales podrían dar pie a que en el plano nacional se vea que si Samuel deja incendiado su estado, difícilmente va a poder gobernar un país tan complejo como el nuestro, a menos que la gente esté volteando hacia el cono sur, hacia Argentina.

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